Se fue por un mes a España y al regresar a Querétaro, Virginia Ledesma tiene más ansias de pintar, durante su viaje no pudo hacerlo. Mientras acomoda su mesa de trabajo para la sesión de fotos con EL UNIVERSAL Querétaro, descubre restos de óleo todavía frescos, como si la pintura la estuviera esperando.

¿Y qué viene después de este viaje? “Viene más pintura, así tal cual, en pocas palabras y rotundas viene más pintura”. Pintura en serio y trabajar como se debe, explica, porque ahora los proyectos se han multiplicado: trabaja en la continuidad de una exposición que se presentará en Querétaro junto a un grupo de pintores españoles; a parte creará unas piezas con el joven pintor Alejandro Vázquez.

“Yo estoy así, con unas ansias por pintar, pero no he pintado todavía. Allá hice unas cosas, cosas de cuando vas viajando, y ya de regreso no he podido pintar, así en forma no, eso de encerrarte con el cuadro, que es como yo concibo la pintura no lo he podido hacer, la vida es tan tremenda, y esto no son lápices y crayolas, pintar es otra cosa, pintar de manera rigurosa y seria, metiéndote a la obra en sí”.

Una obra, dice, necesita tiempo y el tiempo siempre devora, por eso se requiere también calma. Una obra, asegura, necesita planeación, por eso no ha comenzado a pintar todavía, está planeando su siguiente trabajo.

“Mi próximo proyecto lo estoy empezando a formar con mucho cuidado, por eso no he pintado, pero tengo muy clara la idea: pintar al natural, con la persona ahí, con el modelo, voy a estar haciendo sesiones semanales, teniendo al modelo todo el tiempo, es una cuestión como muy romántica y hasta suicida a la mejor”, confiesa con una carcajada, luego viene una voz seria.

“¿Por qué suicida? En estos tiempos he escuchado a mucha gente decir: ‘Yo voy a sacar 100 cuadros al año’. ¡En serio! ¿Y cómo le vas a hacer? ¡Qué fuerte! Hay que tener mucha responsabilidad para hacer pintura, y es que vivimos en una época en donde estamos muy domesticados por la imagen y creo que la pintura ha dejado en ocasiones de ser pintura”, afirma.

¿Qué es pintar? ¿Qué es la pintura? Son cuestionamientos que le han dejado este último viaje a España. “Son cosas que me han atrapado, y ahora sé que mi tirada es por aquí, es la pintura en sí”.

De la Sierra a Querétaro. Virginia Ledesma nació en San Joaquín, municipio de la Sierra Gorda. De niña dibujada con una piedra llamada “jaboncillo”, una especie de gis que las mujeres utilizaban para marcar en la tela el lugar preciso por donde debe pasar la tijera.

“Yo recuerdo que mi mamá lo utilizaba para marcar la ropa, y mi papá nos daba esa piedra a mis hermanas y a mí para dibujar, incluso, me acuerdo haber sacado la cochinilla de los magueyes y nopales y estar ahí pintando, eso sí, fastidiaba todo el nopal”, ríe encantada. “Creo fue un primer acercamiento con la materia, más que al dibujo, y eso fue muy rico y hasta poético, yo diría”.

A los 10 años de edad llegó a vivir a la ciudad de Querétaro, junto con su familia, y mientras sus padres trabajaban decidió tomar clases de dibujo. De ahí siguieron más clases y un entusiasmo por los colores. “Cuando tenía dinero yo misma iba a comprar mis materiales, compraba lo que me gustaba, agarraba colores naranjas, los rojos, el azul, y empezaba a hacer toda una mezcla de cosas”.

En sus planes no figuraba dedicarse al arte. Tenía interés de estudiar Ciencias de la Comunicación, luego se decidió por Derecho. Al final dejó esa carrera. Tuvo la oportunidad de ir a España y empezó a estudiar arte. Pasó un año en aquel país y al regresar a Querétaro entra al curso propedéutico para Bellas Artes de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), su intención no era quedar en la carrera de Artes Visuales, sino aprender más de dibujo, pero fue seleccionada para ingresar.

“Y dije, bueno, sí entro. Pero no fue algo que estuviera buscando y que me aferrara a ello, yo siempre he dicho que lo mío con la pintura es una cosa muy natural, lo mío fue necesidad, una necesidad natural me fue llevando, yo hacía eso y lo disfrutaba, y mucho tiempo después entendí que era mi camino”.

Después siguió un Master en Teoría y Práctica de las Artes Plásticas Contemporáneas en la Universidad Complutense de Madrid. Ha tenido varios maestros en su formación, pero su referente más constante es el pintor español Antonio López, Premio Príncipe de Asturias de las Artes, con quien conserva una amistad.

Y precisamente la exposición que contempla Virginia presentar en Querétaro, en 2016, con un grupo de creadores españoles, y ella como la única mexicana, tiene mucho que ver con Antonio López, porque todos los participantes en la muestra han sido alumnos o tienen una relación cercana al pintor. El tema que trabajan para la exposición es la pintura.

Obras recientes. La obra de Virginia se ha presentado en las exposiciones individuales: Umbral, Ella, Territorios de Luz y Retrospectiva Territorios de Luz. En agosto del 2015 presentó el “Cuadro del mes” en el Museo Fundación Santiago Carbonell. Y en el Museo de la Ciudad exhibió el cuadro “Sí”, en una serie junto a Abraham Soriano y Alejandro Uribe. A su regreso de España participó en la subasta “Degustando el arte”, a beneficio del Hospital Infantil Teletón de Oncología.

Y otro de sus trabajos que planea es con el joven pintor Alejandro Vázquez, quien repentinamente llega a la hora de la entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro, y ambos creadores coinciden que aportarán con su proyecto “una mirada nueva, una mirada más fresca”.

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