El primer desafío que enfrentó la diseñadora Rinna Keller con Bernstein-Peralta Producciones fue crear el vestuario de un clásico del teatro musical, El violinista en el tejado, pero el que le pusieron enfrente en esta ocasión puso a prueba su creatividad y talento como diseñadora.

Con El sello escarlata, montaje que cuenta la historia del héroe enmascarado Percy Blakeney, quien salvó a muchos de la guillotina, Rinna tuvo que recrear la moda de Francia e Inglaterra de finales del siglo XVIII, en un tiempo de tan sólo seis meses, para llegar a tiempo al estreno que será el próximo 28 de noviembre.

“Estamos desde mayo o junio, investigando, leyendo cada parte del libreto para ir sacando cada cosa exactamente, empezamos en agosto a sacar todos los bocetos, todo el material y las pruebas”, dijo la diseñadora.

Rinna explicó que lo complicado de este vestuario es lo ostentoso y rebuscado que son cada uno de los vestidos y trajes que usan los personajes, por lo que exigía especial atención en los detalles de cada prenda.

“Son más de 200 cambios y sólo hay dos que se repiten, pero cada uno es diferente, basado todo en un estudio de cortes, estilos, materiales de la época, clases sociales, si es Inglaterra o Francia, de cómo iban los pliegues, los largos o los atuendos según la ocasión”, señaló.

La experta comentó que se abstuvo de revisar el trabajo que se hicieron en anteriores versiones para no viciar su labor al momento de diseñar “y no se fuera algo que no sea de la época”.

Mientras Rinna prueba y ajusta el vestuario de cada actor, que por primera vez está en contacto con la ropa de su personaje, comenta divertida: “Me acabé toda la tela de tapicería y cortinas del DF, porque es la que tiene más los dibujos de medallones, estampados de la época y texturas”.

Además de las 50 pelucas y los 76 sombreros, que la propia Rinna Keller diseñó y elaboró, se tuvieron que mandar hacer alrededor de 50 pares de zapatos. “Se hicieron exactamente con el tacón, adornos y toda la horma de la época, las botas de los hombres y los soldados, que tenían una especie de polaina de tela que cubría el zapato, también se mandaron hacer”.

Un gran equipo. A dos semanas de que se levante el telón, cada pieza de vestuario está casi terminada, sólo falta realizar los ajustes de las pruebas y la colocación de apliques y accesorios, para que todo esté listo, y esto pudo ser posible gracias a la unión de un gran equipo.

“Los realizadores son gente profesional que sacó cada prenda exactamente como debería de ser, el equipo de ellos son cuatro, pero hay otra gente que está de soporte, que son otras dos personas, eso para pura confección de vestuario”, declaró Keller.

Catalina Padilla Mondragón, su esposo Gaspar Salazar y sus hijos Selem y Gaspar, son quienes en mes y medio realizaron los 200 vestuarios. “Es un reto para nosotros, entre más complicadas nos den las cosas es más emocionante. Vi todo este vestuario y dije, ya me anda por hacerlo, porque aunque está difícil es lo bonito de ver, y luego cada uno diferente”, dijo Cata, como la llama Rinna.

La diseñadora confía en estos profesionales, con quienes ya ha trabajado y se han sabido entender porque, como dice Catalina “aquí no hay de que lo voy hacer dos o tres veces, aquí a la primera tiene que quedar”.

Pero este trabajo que requiere de verdadero detalle, también necesita un poco de sacrificio. “Trabajamos lo que sea necesario, 15, 16 horas, nos levantamos a las tres de la mañana a cortar para a las siete comenzar a coser porque si no no salimos, pero ya estamos a acostumbrados”. revela Padilla Mondragón.

Los primeros en ver los resultados son los protagonistas Efraín Berry (Percy), Yolanda Orrantia (Marguerite) y Luis René Aguirre (Chauvelin).

“Rinna ha logrado algo en verdad espectacular, muy elegante y apegado en los que se usaba en ese entonces”, señaló Berry.

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