Con la misma entrega, pasión y energía con que estrenaron “La llama que no se extingue”, los integrantes de la Compañía Queretana de Teatro Indígena continúan cautivando al público y ahora lo están haciendo también con los niños, ya que adaptaron el montaje a una versión infantil para presentarse en el programa de Domingos Culturales en Familia, en donde todavía tendrán funciones los días 22 y 29 de octubre.

Son jóvenes de Tolimán y Amealco, municipios en donde está presente la cultura otomí, los que integran la Compañía Queretana de Teatro Indígena. Ellos, además de actuar, también participan en la creación de las obras y, con base en un trabajo colectivo, deciden de lo que quieren comunicar en escena.

“La compañía no es un fin, es un medio. Los compañeros hacen teatro en sus propias comunidades y es una etapa de formación y capacitación continua, la compañía tiene cuatro años y cuatro obras diferentes que se han montado, se presentan en las propias comunidades […] siempre en el mismo tono de promover la cultura y el patrimonio cultural, que de verdad está en franco peligro de extinción, al menos en el estado de Querétaro”, explicó Roberto Villaseñor, director fundador de la compañía.

A través del teatro están generando una estética propia de la cultura otomí, hablan de sus problemáticas, sus preocupaciones, lo que piensan y sienten como herederos de una cultura que a pesar de estar en peligro, está latiendo.

Siguiendo el pensamiento del escritor mazateco Juan Gregorio Regino, Premio Nezahualcóyotl de Literatura en Lenguas Indígenas 1996, la compañía queretana ha adoptado el arte para conservar sus tradiciones.

“La tesis de Juan Gregorio dice que la única manera de conservar la lengua es transferirla a los eventos artísticos, porque ahí tiene una doble valoración en la gente, se comenzó a promover un proyecto de teatro y un proyecto de literatura y música [...] y nosotros creemos que eso se puede lograr a través del teatro, y en este caso se requiere generar una estética propia de la cultura ñhañhu”, dijo Villaseñor.

“La llama que no se extingue”, hablada en su totalidad en ñhañhu, cuenta la historia indígena de México, desde la creación del hombre, su relación con el campo, su forma de comercializar, el periodo de la conquista -momento en que son obligados a dejar sus costumbres, tradiciones, y adoptar la religión católica-, hasta el presente, en donde los jóvenes indígenas luchan por conservar sus tradiciones y no olvidar su historia.

Con esta obra se han presentado en Puebla y Oaxaca, además de hacer gira con espacios universitarios y comunidades indígenas. Ahora están, con una adaptación para el público infantil, en los Domingos Culturales en Familia del Teatro de la Ciudad.

“Teníamos miedo porque hicimos la adaptación a una modalidad infantil y funcionó muy bien, los niños estaban encantados, decían cosas como ‘Yo me voy muy contenta porque me di cuenta de lo que me enseñaron en cuarto año es realidad y que los pueblos indígenas de los que hablaban siguen existiendo’”, platicó Roberto Villaseñor.

La compañía seguirá de gira durante todo 2017 a través de un apoyo otorgado por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes.

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