A partir de una lista de 10 compromisos indispensables en la política cultural, un grupo de promotores culturales, escritores, investigadores, editores y artistas mexicanos pide que la administración del presidente electo, Enrique Peña Nieto, incluya a la cultura y las artes dentro del Plan Nacional de Desarrollo.

Los organizadores de esta iniciativa, quienes antes de las elecciones presidenciales entregaron a los cuatro candidatos el documento con los 10 compromisos para el diseño de una nueva política cultural, han logrado acercarse a los encargados de las áreas culturales del equipo de transición de Peña Nieto. De acuerdo con la editora Déborah Holtz, vocera del movimiento ciudadano, hasta ahora han sostenido encuentros con Rosario Robles, vicecoordinadora de Política Social, y con María Cristina García Cepeda, coordinadora de Cultura, y esperan reunirse con Sebastián Lerdo de Tejada, coordinador para el Plan Nacional de Desarrollo, para dialogar sobre la Ley de Planeación, aprobada en enero pasado y que, por primera vez, incluye la factibilidad de incluir a la cultura en los diversos sectores.

Esta ley, comenta Holtz, es la base del planteamiento para considerar la cultura como motor del desarrollo económico y social del país. “Aunque ya está considerada en el Plan, no existía con sus posibilidades fácticas. Por primera vez es posible, dado que hubo una modificación a la Ley de Planeación en enero de este año, se habla de la factibilidad de la cultura en los planes sectoriales de educación, desarrollo social, economía, salud, turismo, medio ambiente, comunicación, seguridad pública y relaciones internacionales”, explica Holtz, quien junto con la antropóloga Lucina Jiménez y el abogado Ricardo Fuentes, encabezan la propuesta que ha reunido cerca de 700 firmas de diversas personalidades del ámbito cultural y ciudadanos, instituciones y organizaciones civiles.

La propuesta, dada a conocer en junio pasado, ha sido firmada, entre otros, por Francisco Toledo, Juan Villoro, Horacio Franco, Fernando González Gortázar, Néstor García Canclini, Mario Lavista, Pedro Friedeberg, Gael García Bernal y Alberto Kalach.

En esta lista de compromisos indispensables para la política cultural 2012-2018, el movimiento propone respetar las culturas y la diversidad lingüística de los pueblos autóctonos y originarios, asumir que la cultura es también un sector productivo, con acceso a créditos, estímulos económicos y fiscales que atiendan a colectivos juveniles, empresas y organizaciones culturales civiles, proponer los cambios legislativos y tomar las medidas necesarias para incluir la educación artística, digital y audiovisual en el sistema educativo nacional; además de fortalecer y ampliar políticas de fomento a las diversas ramas y actividades del sector, y que quien dirija la institución rectora del sector cultural deberá tener la capacidad para articular una política pública de Estado y contar con experiencias en el quehacer cultural.

Este movimiento ciudadano y apartidista, comenta Holtz, nace con la intención de realizar una transformación radical de la cultura en beneficio del país, ya que, a diferencia de otros países, México no ha adoptado e integrado a la cultura como el cuarto pilar del desarrollo nacional. “Seguimos considerando la cultura como una dependencia que organiza eventos artísticos y que sólo atiende a este sector. La cultura tiene nexo con el desarrollo social, con el medio ambiente, con el desarrollo económico, con el turismo. Para que esta potencialidad de la cultura exista, para que eso sea factible, tienes que tener una plataforma que logre una satisfacción de la cultura, con las diferentes dependencias, y es por eso que hablamos de una transversalidad de la cultura, en tanto no exista una que determine cómo hacerle, todo se quedará en buenas intenciones”, dice.

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