El internet se ha vuelto parte integral de los queretanos, pues ya sea en el trabajo, en lo personal o para rodearse de amigos y familiares, las redes definitivamente cambiaron el estilo de vida como se conocía hace 20 años.

Hoy en día no importa qué edad tengas, siempre habrá algo de esta herramienta que tocará nuestra vida.

Este es el caso de Juan Carlos García, contador de profesión y a quién el uso de las tecnologías de la información le ha permitido avanzar en sus negocios. Las actividades de oficina hoy en día las puede hacer desde otro punto sin necesidad de acudir físicamente a la oficina, gracias al internet.

“No necesito ir a una oficina. Simplemente, me mandan por correo los estados financieros y yo los puedo revisar, por lo que la información fluye de manera más ágil, con los clientes, con los proveedores, sobre todo los traslados y sus gastos”, compartió el García en entrevista.

Comentó que el internet es una herramienta que permite también estar conectado tanto con la familia que está cercana como “con los que se encuentran lejos, a través de las diferentes plataformas como Whatsapp, Facebook, Instagram, entre otros”, lo cual, a decir de Juan Carlos, “es una ventaja que no se puede comparar con nada”.

“Gracias a las redes sociales te das cuenta de cómo está tu familia. Por ejemplo yo tengo familiares en otras ciudades, otros estados, y en el extranjero y eso es algo que te ayuda a estar al tanto de su bienestar, cuáles son sus proyectos y metas, mandar felicitaciones”, dijo.

El internet marcó un antes y un después en la vida cotidiana de Gonzalo Vega González, de 61 años, quien es retirado pero gracias al ciberespacio puede ser empresario ya que todo se maneja por transferencia electrónica y por teléfono.

“No necesito cobradores todo me lo depositan vía electrónica igual que la facturación, soy persona única y vendo alimento para ganado a muchas empresas importantes, a nivel de República”, compartió Gonzalo al señalar que ya hay generaciones que nacieron con esta tecnología, y que no saben cómo fue el estar incomunicado sin un teléfono celular.

Antes, el único medio de comunicación que se tenía era el correo que tardaba tres meses en llegar y otros tres para recibir respuesta.

“Ahora yo descuelgo el teléfono y puedo hablar con mi familia, primos, incluso ahora de manera gratuita a través del internet. Cuando mi padre se iba a España duraban seis meses sin tener noticias, eso es algo que muchos jóvenes no valoran”, externó el sexagenario.

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