Lo que más le gusta a los niños del nuevo Museo de miniaturas de Tequisquiapan es una montaña rusa y sus ocupantes con cara de susto y una niña que está a punto de vomitar.

“Las escenas están llena de detalles divertidos y valores”, explica la profesora, María Teresa Cisneros, quien en el museo hace de directora, boletera, guía, vigilante, barrendera... De todo.

También les divierte un circo donde el detalle es que no hay animales. “Les explicamos que no está bien que usen animales en los circos”, aclaró la encargada.

Existe un servicio de baño público, donde si se mira bien, un niño lee mientras está sentado, haciendo sus necesidades. “Para que vean que ese niño ya aprendió a leer”, aclaró la encargada.

En el nuevo museo de miniaturas México ¡Me encanta! en el pueblo de Tequisquiapan, Querétaro, la pieza más pequeña es una reproducción de un bautizo, con bebé y papás, que cabe en la yema de un dedo de la mano y la más grande es una montaña rusa de medio metro de altura.

En este lugar todo es extremadamente chiquito, incluso en el restaurante las sillas y las mesas son para niños, y los alimentos que se consumen son reducidos: se sirve por ejemplo, unos taquitos chiquitos en un platito, con una agüita de sabor que se sirve en un vasito.

“El mundo es demasiado grande para un niño, todo lo ve grande”, dijo María Teresa, autora intelectual y creadora del museo

El museo tiene dos salas de mediano tamaño, una decena de vitrinas, más de 500 personajes en miniatura en más de 170 maquetas que reproducen escenas tradicionales de Querétaro y sus alrededores.

El propósito es que los niños conozcan las tradiciones y las costumbres de su estado y de su país.

“Siento que nos preocupamos por la educación de los niños, pero creo que a veces hace falta educarlos en valores y es lo que necesitamos”, dijo la directora.

El proyecto fue el sueño de la profesora Cisneros. Lo planificó durante 30 años y lo pudo materializar este año, con la ayuda del gobierno local.

Todo empezó con un nacimiento en su casa, mismo que fue creciendo hasta que ya no cupo en su sala. Luego ya era un pueblo entero.

También se exhibe una milpa, “para que los niños sepan de dónde salen las tortillas”, se informó. Todos los alimentos, en pequeño, que se reproducen, son orgánicos y naturales. “No hay nada de comida chatarra”, informó la directora.

Hay un taller mecánico donde los ayudantes, en lugar de trabajar, ven revistas de “mujeres pechugonas”, una estética donde las damas, con mascarilla de aguacate, platican los chismes del día, un tortería con todo y clientes, una pastelería, entre otras escenas cotidianas.

Del mismo modo, se pueden ver artesanos trabajando el mármol, una carbonera como de las que ya no hay en el país, y una gran fiesta de cumpleaños.

“Todo es tradicional de México, aquí no verás un centro comercial, ni nada por el estilo”, acotó María Teresa.

También se reproducen en miniatura artesanos trabajando, que son copias en miniatura de artesanos vivos. “Luego vienen y ven sus miniaturas y les gusta”, contó Cisneros.

Todas las piezas del Museo de Miniaturas México ¡Me encanta!, las cuales suman miles, son de distintos materiales y fueron adquiridas en distintos estados de México, como Querétaro, Michoacán, Puebla, Estado de México, y otros.

“Las piezas que no llego a encontrar las hago”, aclaró María Teresa Cisneros.

A los mexicanos les gustan las cosas diminutas, y mientras más pequeñas mejor, reconoce la directora del museo.

“Las mujeres nos gusta decir: mi hijito, tómate tu sopita, todo es en diminutivo”, dijo.

Ahora, el sueño de esta profesora es que su museo de miniaturas crezca “y que la gente venga y sepan que van aprender cosas y a divertirse”, finalizó.

Google News

TEMAS RELACIONADOS