En Uruguay ni los médicos ni los músicos ganan tanto dinero. Por eso Jorge Drexler no se arrepiente de haber dejado su profesión como especialista a los 30 años para apasionarse con una guitarra.

Sus dos padres son otorrinolaringólogos y el intérprete de “Todo se transforma” es el mayor de cuatro hermanos médicos, por lo que parecía estar destinado a heredar la empresa familiar.

“Ha sido un cambio arriesgado, he pasado periodos de vivir de prestado en casa de amigos cuando llegué a Madrid pero nunca sentí angustia. No tenía una familia que mantener en ese momento y me permití hacer una locura como tirar por la borda 10 años de formación de una carrera especializada y meterme en un circuito completamente nuevo”, afirmó en entrevista desde Rio de Janeiro.

No lo extraña, porque es feliz con su actual trabajo, De un tiempo para acá empezó a pensar que quizá una parte suya podía ser útil como médico en las tragedias que están pasando en el mundo, pero sabe que también con las canciones puede serlo.

Sin embargo, reconoce que el músico no está obligado a comprometerse sino que es una decisión personal. Él lo ha hecho en algunas causas como el huracán en México, el terremoto de Chile, por las Abuelas de Plaza de Mayo en Argentina, los refugiados o en contra la discriminación.

“A mí me gusta involucrarme. Lo único que le exijo al músico es la verdad personal, escribir sobre lo que siente y vivir lo que escribe. No le pido altruismo y si sus letras son sociales , que sean de verdad y no sea un oportunista para conseguir seguidores o likes”.

Inmiscuido totalmente en la música, dice que no puede vivir de la venta de discos ya que aunque anteriormente existía una maquinaria industrial al servicio de hacer un álbum que producía ganancias, hoy es más difícil sacarle un partido económico, lo que también afecta a la creatividad.

“Antes no me apuraba porque vendía pocos discos y ahora no me apuro porque aunque vendería más discos ya la industria está muy perjudicada”.

El compositor piensa que la gente con talento para escribir canciones opta por trabajar en la publicidad o en la docencia y, ya que él hizo lo contrario, pone toda su atención en los conciertos que es de lo que vive, como el que traerá el próximo 18 de noviembre al Teatro Metropólitan junto con su compatriota Luciano Supervielle.

Este reencuentro los hizo coincidir después de cerca de ocho años para la gira Perfume, donde han reafirmado su admiración artística mutua y el cariño personal.

“Nos une el amor por la música de nuestra región del río de la plata (tango, milonga, folclore) pero también una vivencia cosmopolita ya que Luciano vivió en Francia, en mi casa de España, en México y yo llevo 20 años viviendo fuera. Somos uruguayos de entrar y salir de la realidad uruguaya”.

A Jorge no le importa tocar sin cobrar ya que lo hace todo el tiempo en comidas con amigos. Con esa ideología accedió a ir por primera vez a Cuba invitado por una organización que a cambio le ofreció pagar su estadía.

“Creo que se acerca un momento maravilloso porque tiene un potencial humano enorme y están preparados para cosas buenas. Yo estoy muy feliz de que se recupere su parte cultural, la música uruguaya, el jazz o el bolero mexicano no serían los mismos sin la existencia de Cuba”.

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