Entra Frida al escenario –Frida niña– y se encuentra con un gran ropero, su rostro brilla de emoción cuando mira los vestidos floreados, bellos rebozos, brillantes collares y aretes, pero todo cambia al descubrir la prótesis de su pierna amputada y oír un coro de voces que le gritan: ¡Frida Kahlo, pata de palo!, ¡Frida Kahlo, pata de palo!, ¡Frida Kahlo, pata de palo!

El ropero se abre y al fondo aparecen dos Fridas, una mujer acechada por el sufrimiento y la muerte, mientras la otra mujer es dicharachera y amante de la vida. Erik de Luna interpreta a esa Frida alegre, pachanguera, y con ella celebrará el próximo Día de Muertos.

Frida Kahlo y La Catrina, personaje icónico en la carrera de Erik, se unirán en el show que el actor prepara para los meses de octubre y noviembre; y aunque apenas es junio, tiene varios meses investigando con obsesión, elaborando a detalle vestuario y accesorios semejantes a los que usaba Frida.

“Ya me enfridé”, confiesa Erik a EL UNIVERSAL Querétaro. “Me siento Frida, nomás me falta la voz. Sí, estoy obsesionado y nunca me había pasado esto con ningún personaje y eso que yo había hecho a Frida hace como 20 años. En el inicio de la obra yo salía de Frida arriba de un altar, era el año 1999, entonces La Catrina y Frida comenzaron casi juntas”.

La planeación del show 2017 comenzó con una investigación en libros y películas para conocer la historia de la pintora mexicana, las fotos han servido para identificar sus gestos, su mirada, su vestimenta y sus accesorios. Ahora Erik está concentrado en el diseño de la imagen y el libreto, por primera vez realizará el libreto hasta el final, aunque ya tiene todo definido. El montaje será surrealista y multisensorial, algo mágico que hablará de la vida y la muerte.

“Pretendiendo hacer algo surrealista, así que habrá dos Fridas en el escenario, la Frida que soy yo es la Frida dicharachera, grosera, borracha y tragona, esa soy yo, y otra actriz hará a la Frida que la gente ubica más, a la pintora, la que sufre, la que tiene el corsé, la pata de palo, la que se corta el pelo cuando cacha a Diego con su hermana Cristina, esa historia la van a ver mientras yo estoy contando todo y preparando la comida para celebrar a mis muertos, Diego, Tina, Trotski, y la otra Frida estará interpretando su historia, desde que era niña, el trágico accidente hasta que le cortan la pierna”, detalla.

El primer acto es de La Catrina, que hablará con su peculiar estilo de los altares de muertos, dedicado a personajes cruciales en la vida de Frida: Diego Rivera, Tina Modotti, León Trotski, hasta Lupe Marín y Angelina Beloff, el segundo acto será dedicado a Kahlo, quien estará preparando la comida a sus muertos y los olores de los alimentos inundarán todo el teatro, espacio que será iluminado de azul, evocando el azul de la casa de Frida y Diego.

“La Catrina ya me había sobrepasado, estaba muy encatrinado, ya quería un descanso y llegó Frida, y sí, sí es una obsesión, pero yo digo que aquí en Querétaro la gente se merece ir al teatro y ver producciones de calidad, que digan: fui al teatro y era mágico lo que vi. Eso es lo que quiero”, explica.

CON LOS LABIOS ROJOS

Interpretar a Frida no es fácil, “porque no es sólo ponerte la ceja, hay muchos fans de Frida que conocen su historia y han visto las películas, coleccionan sus libros, así que todo tiene que ser muy exacto”.

“La nueva Frida”, así es como llama Erik de Luna a su personaje, es esa mujer que a pesar del mal tiempo, del desamor y dolor, se pinta de rojo los labios. Y así, con los labios rojos de Frida, Erik recibe a EL UNIVERSAL en su casa, luego de hacer una sesión fotográfica recordando la famosa imagen publicada en portada para la revista Vogue, un retrato de 1939 por Nickolas Muray. Esa foto, con otras sesiones previas, es un proyecto fotográfico que quiere culminar en la Casa Azul de Coyoacán.

El personaje de Kahlo será la gran novedad de su espectáculo de Día de Muertos 2017, pero la historia del ropero de Frida, se puede representar en cualquier época del año.

“El espectáculo del ropero Frida me daría más posibilidades, porque lo puedo poner en verano, otoño, invierno, en Moscú o en París, no me han llamado todavía de Moscú ni París, ¡pero llámenme!, de donde me hablen yo puedo ir con Frida. La Catrina me limita mucho a octubre o noviembre, y con Frida, como yo también pinto, puedo estar pintando en el mismo show, se presta para muchas cosas”.

El vestuario es sumamente importante en el montaje, Erik ya tiene confeccionados 19 trajes, siguiendo los modelos de la ropa de Frida, son piezas que ha hecho y otras que ha mandado traer desde Oaxaca; los accesorios son básicos y ya tiene todo un cajón con aretes y collares para engalanar a su personaje. Una de las creaciones de Erik es la réplica de un par de aretes de manitas, que se presume fue un regalo de Pablo Picasso a la pintora mexicana.

“Hay toda una serie de historias en cada vestuario, en cada accesorio, lo que me falta es tiempo y dinero para reproducir, pero es una obsesión fascinante; cada vez que me veo al espejo estoy viendo a Frida”, dice Erik y cierra la entrevista con una idea que refleja el grado de su obsesión: ¡Y si pinto mi casa de azul, para que sea como la casa azul de Frida!

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