Cerró fuerte la apertura de la Séptima edición del festival Siguientescena. Arte Evolutivo, en Plaza de Armas, con la presencia de Klezmerson.

Inauguración

La banda mexicana toca lo que los especialistas llaman música klezmer, para no hacerles el cuento largo, el klezmer es música de Europa del este, con raíces ancladas en la cultura judía y con antecedentes milenarios.

El grupo creado por Benjamín Shwartz en 2003 es de una gran calidad, como para poder mezclar lo que se, supone, no se puede mezclar: el jazz contemporáneo, los acordes de las aldeas gitanas del siglo XVIII, y los decibeles de los sonideros de Tepito.

Klezmerson tiene una joya más, se llama María Emilia Martínez y toca la flauta como una diosa gitana en el reino de los cielos. Su sonido recuerda a una de las bandas de rock más inolvidables de los años 60: Jethro Tull.

Sebastián

(Me llamo) Sebastián, cantante y compositor chileno, cerró el tercer día de actividades de la séptima edición del festival Siguientescena, con una canción que dijo, es “para salir del clóset”.

“Niños rosados (o niñas azules)”, tema del disco ‘Hambre’, habla de niños que prefieren jugar con muñecas en lugar de ir al karate o jugar futbol los martes. Es una canción, como casi toda las de Sebastián, que no necesitan manual para su comprensión.

Sebastián dice ser chileno “y entonces muchas cosas que diga (por la rapidez) no las van a entender” y es que ‘Chile’ es una palabra que le gusta mucho a los mexicanos “porque cada vez que la digo la gente sonríe”, declaró.

El chileno recibió un globo en forma de corazón, “nunca sé que hacer con el corazón de la gente, casi siempre lo rompo”.

Sebastián tiene otro tema, también de ‘Hambre’, “Varita mágica”, que dice. Más o menos así: “Ya no lo creo, pero sería indo que de casualidad en la micro se me cayera el celular y que al darme en cuenta, justo en mi espalda, esté el chico más lindo y me lo devuelva…”.

También habla de “y las películas se hagan realidad y tenga mi final como de musical” y “que alguien tenga una varita de la magia y me tire un maleficio que me haga volver a tener fe en el amor”. Dijo el cantante que es una canción sobre los cuentos de hadas y de cómo “Disney nos ha echado a perder la vida”.

(Me llamo) Sebastián canta acompañado de un pianito eléctrico y nada más, sus canciones son directas y hablan de cosas muy concretas.

Habla en el escenario y se comporta en él como si estuviera en la sala de su casa, hace chistes sosos y comentarios chistosos.

Sebastián, como sus canciones, es de una ingenuidad rosa que raya en los kitch y naif juntos, y van todavía más allá, al terreno de lo superficial.

Quizás por eso es Sebastián es querido y escuchado por adolescentes, “niños rosas” y “niñas azules”, por su sinceridad sin pulir.

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