Cuernitos, brownies, panqués, conchas y muchas otras variedades de pan pueden saborearse junto con un café caliente, mientras se lee un libro en “La Dulce Compañía”, que ofrece la experiencia de disfrutar en un acogedor espacio.

Con una decoración basada en elementos orgánicos como madera y cestas, además de una iluminación cálida, este lugar abraza a cuanto visitante entra, comenzando con el dulce aroma que pronto es complementado por la vista.

Además de los bizcochos que llaman a cualquiera, también se ofrecen preparados que tienen como base el pan del lugar, tales como chapatas saladas o frescas ensaladas, que se acompañan por rebanadas de pan tostado, todos los platillos significan un deleite que comienza desde el emplatado.

La idea de este lugar surgió hace algunos años gracias a Amaury Aguilar, un diseñador gráfico de profesión, con corazón de aventurero. Su historia comenzó en 2012 cuando emprendió el viaje más importante de su vida y recorrió las carreteras desde California hasta Ecuador, montado en su bicicleta.

“Tardé un año y medio en hacer este recorrido, mi comida básica era pan, agua y algunas frutas, así que le tomé un cariño especial a este alimento”, reconoció Amaury.

Aunque el joven proviene de una familia panadera por parte de su madre, nunca pensó dedicarse a este ámbito como sustento. Sin embargo, después de su travesía, decidió abrirse camino en la pasión de hornear.

En 2015 compitió en la convocatoria lanzada por el gobierno titulada “Juventud emprendedora”, con la intención de recibir apoyo para arrancar su propio negocio y gracias a su esfuerzo logró su cometido, por lo que pudo comprar un horno profesional.

“La idea era hacer pan en mi casa y salir a venderlo a las calles, pues yo vivía en el centro. Pero cuando compré el horno ¡no cupo!, así que tuve que rentar un local en Independencia, casi esquina con Pasteur, y de alguna manera esto me obligó a impulsar con mayor rapidez mi proyecto”, expresó el joven.

Durante un mes se dedicó a practicar, hacer pruebas y creaciones. A la par decoró el establecimiento, fabricó los muebles y acomodó lo necesario para abrir las puertas en ese mismo mayo.

El primer día sacó a la venta cincuenta piezas, todas se vendieron literalmente “como pan caliente”; en ese momento tenía la ayuda de su familia, pero él se encargaba las 24 horas y los siete días de la semana a darle seguimiento a su negocio.

Un año después se mudaron a su ubicación actual, en donde su novia y otros colaboradores lo ayudan a hornear entre 400 y 500 panes diarios. El proceso de cada uno —que implica desde hacer la masa hasta tener el producto finalizado—, puede tardar entre 12 y 20 horas.

“No considero que mi pan sea casero, sí es algo que puedes hacer en tu casa, pero el equipo que usamos y el tamaño de la producción ya no es casera; más bien yo diría que la diferencia del sabor proviene de las técnicas y la calidad de los ingredientes”, comentó Amaury.

Asimismo, este panadero emprendedor asegura que tanto él como se equipo promueven el consumo local, no solamente como una corriente o moda, sino como una forma de vida.

“Se me hace lógico, si yo quiero que la gente del centro venga a comprar a las panaderías de aquí y no a las grandes tiendas comerciales, es coherente que el producto sea hecho a base de ingredientes que provengan de productores locales. Obvio no te puedes escapar de ciertas cosas, pero lo más que puedas conseguir de fabricantes de la región e incluso llegar a conocerlos, está increíble”, concluyó.

De la carta

Además de los panes dulces como la concha y el chocolatín, entre otros, ofrecen un menú de alimentos preparados con su propio pan, tales como:

  1. Chapatas: pueden ser servidas con una variedad de ingredientes frescos como calabacitas, queso de cabra, pechuga de pavo, jamón serrano y hasta manzana.

  2. Ensaladas: desde mezclas de manzana, queso de cabra y arándano, hasta aceitunas, pepino y col.

Los perfectos compañeros

  1. Los desayunos están disponibles de 8 am a 1 de la tarde, pueden incluir deliciosos molletes y pan francés.

  2. El café que venden es procedente de Veracruz.

  3. El nombre está basado en la palabra compañía o compañero en latín, que significa “compartir el pan”.

  4. El cuernito con almendras es la especialidad más vendida.

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