Sabor, ambiente cálido y tradición familiar son las características que distinguen a La Cabaña, un restaurante bar, que remonta a sus visitantes a un establecimiento de antaño, en donde incluso el mobiliario como sillas y mesas han sido rescatados desde los tiempos de su fundación.

En 1957 Olivia Quintanar abrió las puertas del lugar, que tuvo un éxito inmediato debido a la peculiar preparación del cabrito, enchilado y al horno. Cuatro generaciones Quintanar son las que han pasado por la administración de La Cabaña, desde la bisabuela, abuela, nieto y ahora bisnieta Gabriela Qijón, quien funge como gerente.

Con el paso de los años la ciudad ha crecido y el establecimiento se ha ido adentrando a la urbe, pero cuando fue fundado era conocido por estar en las orillas de Querétaro.

“Estábamos al final de lo que se conocía en ese entonces como Carretera Constituyentes, era un restaurante de paso. Otro detalle curioso es que pareciera que la construcción está un nivel debajo de la avenida, pero no, el lugar se ha ido quedando abajo después de las capas de pavimento que han ido poniendo”, detalló Gabriela.

Años después de su fundación se integró la primera barra, incluyendo de esta manera el servicio de bar en el que se servían tragos derechos, sangrías y una que otra michelada, tal como se acostumbraba en las cantinas tradicionales.

El servicio de comida siempre ha sido a la carta, algunos platillos que se distinguen además del cabrito son las enchiladas verdes, los tacos dorados de sesos y pollo, entre otras preparaciones de la casa.

Gabriela Qijón, bisnieta de Olivia Quintanar, comenzó a ayudar desde que estudiaba la preparatoria, solía ir por las tardes a “meserear” junto con sus hermanos, quienes hoy en día también se encargan de La Cabaña.

“Llegó un momento en el que ya me incluyeron totalmente; tengo muchas anécdotas en este lugar, me acuerdo que de pequeña me sentaban en la barra o que cuando entré a la universidad mis profesores me decían que era su lugar de reunión; aquí sin duda han pasado muchas historias y muchos personajes de Querétaro”, narró Qijón.

Es difícil continuar con el legado después de tantos años, sin embargo, las generaciones lo han logrado, ya que La Cabaña sigue siendo un lugar conocido por su calidez de servicio y al entrar, de inmediato se siente un ambiente familiar, así como el gusto por atender.

“Es un cariño muy grande el que le tenemos al restaurante, han trabajado personas que hemos querido mucho, un ejemplo es José Romeo; su mamá, que en paz descanse, trabajó aquí, se embarazó, nació José y ella continuó con nosotros”, relató Gabriela.

José Romeo, hijo de Ramona Valdenegro, ha trabajado en La Cabaña toda su vida, cuando era pequeño acudía al lugar a jugar y ayudar a su mamá en actividades sencillas, prácticamente se convirtió en un miembro más de la familia.

En 1991 comenzó a laborar oficialmente dentro del comedor y hoy en día orgullosamente es parte de los socios del establecimiento. Por su parte, José, quien también es encargado de la preparación de bebidas, compartió su sentir: “Quiero mucho a este lugar, me gusta atender a la gente, es lo que me hace sentir bien, me siento parte de una familia”, concluyó.

Las bebidas de la casa

La Cabaña, 60 años de tradición
La Cabaña, 60 años de tradición
  1. Vampiro: Preparado con tequila, limón, salseo de la casa, sangrita, refresco de toronja y jugo de naranja.

  2. Margarita azul: Va “shakeado” con tequila, limón, jarabe y curazao. 

  3. Michelada clásica: Cerveza al gusto, con limón y salseo de la casa, puede llevar clamato.

Historia y sabor

La Cabaña, 60 años de tradición
La Cabaña, 60 años de tradición
  1. La Cabaña contiene cuatro barras, que a lo largo del tiempo se han cambiado por remodelación.

  2. En algún momento, el lugar se incendió, no se sabe la fecha ni el motivo, pero luego fue restaurado.

  3. El platillo principal es el cabrito, que es preparado con la receta  original de la bisabuela.

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