A meses de cumplir 40 años de trayectoria, el compositor y multiinstrumentista argentino Pedro Aznar ha llevado su esencia hasta lo más alto a lo largo de un crecimiento constante.

Reconocido por la embajada de Argentina por ser representante de su música en el país, se dice inquieto y curioso, y vuelca estas virtudes en cada proyecto, como la bodega de vino que abrirá en 2014, su ensayo sobre la creatividad Habitar el silencio, o el espectáculo unipersonal que tendrá el jueves en el Centro Cultural Roberto Cantoral en Mil noches y un instante, que abarca una gira de más de 100 conciertos que quedarán grabados en CD y DVD.

Debido a que es su primer concierto completo en lo que espera que sea una relación más fluida con México, abarcará canciones a lo largo de su historia e incluirá homenajes a Mercedes Sosa, The Beatles y quien fuera su amigo, Luis Alberto Spinetta.

“Las veces que toqué aquí me recibieron muy bien, a pesar que siempre fueron conciertos en colaboración; tengo muy buen pálpito”, dijo el músico, quien recientemente fue invitado por Lila Downs para participar en su próximo disco.

La profundidad hace la canción

“Las mejores canciones tienen que ver con una mirada profunda a la sociedad, la historia, la política entendida en un sentido amplio de la palabra o sobre las grandes preguntas del ser humano; cualquiera de esas vertientes tomadas con seriedad hacen una gran canción”.

Pedro nació con un don espontáneo de manejar distintos instrumentos y lo demás lo deja a la intuición: “Lo que va cambiando es la experiencia; con los años uno va ganando más y en lo personal he ido haciendo un trabajo de limpieza en el cual me quedo con lo medular de lo artístico y ya no me pierdo en tantos laberintos, voy al grano”.

Esto contrario al grupo Serú Girán donde las críticas no eran abiertas al utilizar a la poesía y la metáfora como herramientas.

“El grupo representó un soplo de aire puro en los momentos que había una atmósfera muy viciada y un momento muy difícil para Argentina y toda la región (dictadura militar). Era un espacio de libertad interior y creativa, que no es poco. Yo lo viví como eso y el público también, así que se convirtió en un estandarte donde poder imaginar belleza en medio de tanto dolor”, refirió.

Por ello, es considerado como un gran compositor, de quien incluso muchos jóvenes han utilizado sus temas como una manera revolucionaria de actuar.

“Los músicos que escribimos canciones tenemos una responsabilidad política, más allá de lo estético, porque las letras pueden cambiar vidas. Cuando se están gestando cambios importantes en la sociedad somos vehículos y si alguien me nombra en nombre de la libertad me sentiré dignificado”.

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