La posible disminución del precio y del aumento de la velocidad de conexión a Internet en México depende de que las empresas se comprometan a realizar mejoras, dice Gonzalo Rojon, especialista de la firma de análisis The Competitive Intelligence Unit (The CIU).

En su opinión la infraestructura instalada permitiría fácilmente que las velocidades llegaran hasta a 25 Mbps, pero la falta de competencia contra la empresa dominante en el sector, que controla poco más del 60 por ciento del mercado, determina un crecimiento gradual de la red.

Rojon externa que esto es el factor principal que frena una mejora en los servicios, ya que el proveedor tiene la capacidad de mejorar la oferta (pero no lo hace) para frenar a sus competidores, mismos que dan precios altos para sobrevivir, a pesar de que tenemos la misma tecnología disponible que en otros lugares del mundo y el consumo de la gente aumenta de manera constante.

Incluso la misma OCDE en su estudio sobre “Políticas y Regulación de Telecomunicaciones en México” apunta que “el sector se caracteriza por altos precios y falta de competencia, lo que tiene como consecuencia una baja tasa de penetración de los servicios y un pobre desarrollo de la infraestructura necesaria para prestarlos”.

¿DE QUÉ NOS QUEJAMOS?

En México, según los datos de la empresa de análisis The CIU, en banda ancha se concibieron 7.5 por ciento más conexiones anuales para alcanzar los 15.5 millones de suscriptores, que implican una penetración de 13.1 por ciento, en el primer cuarto de 2013.

De este número, su distribución es del 56 por ciento en los niveles A, B y C+, es decir, la clase económica alta y media alta. Así, el 35 por ciento es de clase media, el 25 por ciento de la clase media baja y el 16 pertenece a la clase baja.

“Este segmento ha tenido un elevado dinamismo en periodos recientes, aunque empieza a pre

sentar signos de desaceleración derivado de la sustitución de telecomunicaciones fijas por las móviles, que permiten la conectividad permanente y sin limitaciones”, refirió The CIU en un comunicado.

A pesar de la concentración del servicio en clases cupulares, con base en los datos de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) y la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), se hacen un promedio de 200 quejas al mes, esto derivado de alguna falla, desperfecto o por el incumplimiento de contrato o pautas establecidas que no fueron solucionados por la misma compañía.

Gonzalo Rojon indica que el sentimiento de queja no es porque se dé un servicio y el mexicano quiera más de manera injustificada, sino porque en realidad hay fallas constantes en la conectividad fija.

De acuerdo con lo dicho por el experto lo más común son los problemas de caída de la red. “A nivel general, el Internet que tenemos en México es deficiente sin importar con que compañía se tenga contratado el servicio. Eso, en el mundo actual no es aceptable”.

Un ejemplo común, comparte Rojon, es en el ambiente laboral, ya que debido al modo de trabajo en el siglo XXI, es casi nulo el número de individuos que no necesite la web para sus labores; “en el momento en que la conexión falla, deja inhabilitado el accionar de las empresas”.

En cuanto a la velocidad lenta, el entrevistado asevera que es casi tan común como el primer inconveniente, pero este es relativo a factores como la hora del día, la zona y la infraestructura. “Incluso bajo ciertos esquemas como el ADSL (por medio de las redes telefónicas) el servicio no es el recibido porque es una velocidad compartida”.

Lo anterior significa que las personas que tengan el servicio de cierta compañía en una zona (determinada por esta misma), se dividirán entre ellos el total de la velocidad.

Es decir, a más computadoras conectadas, menores velocidades para quienes usan la red. Algo distinto sucede con la fibra óptica, donde sí se contrata específicamente lo que se desea recibir.

“Este esquema se usa en todo el mundo, sin embargo la diferencia es la velocidad promedio de los demás países, que al ser elevadas, la disminución no es notoria, pero en México, que es de los que menos ofrecen, se nota con gran fuerza este fenómeno”.

REGULACIÓN NECESARIA

Gonzalo Rojon indica que la mala regulación ha sido aquella que no ha logrado emparejar el terreno para que haya competitividad. En un escenario idóneo cada compañía tendría un mayor número de clientes, podría hacer más inversión en su infraestructura y bajar los precios a los consumidores, ya que el total se distribuiría entre todos.

Señala que como consecuencia de estas prácticas en México no se han desarrollado los servicios basados en la nube de manera íntegra ya que por ejemplo los servicios de streaming de música y vídeo que proliferan en el mundo no corren con regularidad por la velocidad y los cortes, provocando que la población piense que no valen la pena.

Al final, opina que las personas cada vez consumen más Internet y buscan velocidades mejores, sin embargo, el reto es que todo el mundo pueda estar conectado y goce de los beneficios.

Incluso para las empresas sería una apuesta relevante, porque podrían usar las herramientas de conexión baratas para agrandar su marco de acción lo cual se redituaría en ganancias para ellos y por lo tanto, para la económica nacional en su conjunto.

“El potencial en México se basa en la penetración de accesos a Internet que sigue siendo bajo, aunque ya se hacen esfuerzos con las reformas constitucionales a la Ley de Telecomunicaciones”, finaliza.

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