En el auditorio de Santa Rosa de Viterbo presentan la obra Sueño de una noche de verano, libre adaptación con títeres de Jean Paul Carstensen, estrenada en abril pasado, a propósito de los 400 años de la muerte de William Shakespeare.

Clásico del teatro isabelino trasladado al universo indígena de México y pensado para los infantes. Fina comedia de amor que cuenta cómo cuatro jovencitos perdidos en el campo y en la noche, sufren los estragos que causa un duende travieso. Actúan Estefanía Méndez, Claudia Gutiérrez, Pilar Vega, Gilberto Guevara y Leonardo Kosta.

En una función de sábado por la tarde, el auditorio de Santa Rosa de Viterbo luce lleno de infantes y sus padres. Los más ruidosos fueron un grupo de boy scouts, quienes llegaron al teatro formados, como soldaditos de juguete y se retiraron del lugar de la misma forma.

En el camino de retirada, una gaselita pidió permiso para comer el almuerzo que le preparó su mamá. Permiso concedido, pero marchando y comiendo, dijo el jefe del regimiento. Antes, sobre el escenario, actores y marionetas danzaban en un juego de equivocaciones y accidentes de amor.

Durante la función, los boy scouts sueltan un bostezo y se distraen con los moños de sus pañuelos rojos sobre el cuello de sus camisas amarillas. Salen dos monigotes gigantes, manipulados por varios actores. Son de cartón y madera y son feos. Un boy scout pide permiso para ir al baño y no se lo dan. Todo indica que es un truco para escapar de la función.

Salen al escenario los mismos actores, pero sin títeres, el elenco pero disfrazado de ancianos, interpretando una obra y empieza la diversión. Una actriz hace de hombre y un actor de dama. El muro es otro histrión y todos le quieren arrebatar el “hoyo” para ver a la amada y al querido. “Dame tu hoyo, oh!, muro, para ver a mi amado”. El muro corre y dice que no. Los boy scouts mueren de la risa. No se les escapa nada.

Sueño de una noche de verano no es una obra fácil, “pero es lo que más nos gusta, que la gente esté aquí y que se ría con nosotros”, dijo Mauricio Figueroa.

“Y todavía más difícil es cuando lo hacemos con estudiantes de bachillerato, porque el público joven es el más difícil”, agregó Leonardo Kosta.

Sueño de una noche de verano. Todos los sábados, en el teatro Santa Rosa de Viterbo. Entrada libre.

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