En medio del bullicio de los jóvenes que llegan puntuales a la clase de El Sótano Teatro, la actriz Verónica Carranco accedió a una entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro para hablar del Premio Estatal de Cultura 2018, con el cual fue distinguida.

Son más de 30 años los que Verónica lleva en escena, varios de ellos en el Corral de Comedias,  fundado por  Paco Rabell, a quien cariñosamente llama “mi padre teatral”.

Hace 14 años  creó su propia compañía: El Sótano Teatro,  y con el beneficio del premio podrá realizar un proyecto que ya tenía contemplado desde hace varios meses, cambiar de sede.  De ese inminente cambio también adelantó algo la actriz en esta charla, además de exponer su visión del momento que vive la comunidad teatral y el futuro que le espera, tanto a las compañías como al público.

¿Cuántos años lleva dedicados al teatro?

—Son 35 años dedicada al teatro, tuve la fortuna de empezar a los 11, con todo lo que implica, porque a esa edad no te das cuenta, nada más fluyes, porque lo amas, porque lo necesitas,  pero ya de manera más consciente tengo 30 años dedicándome a la escena.

¿Cómo fue tu acercamiento al teatro a los 11 años, y cuándo hiciste esto algo más  consciente, para ya no dejarlo?

—Caminando por las calles de Cortázar, Guanajuato; vivía al cobijo de mis abuelitos mientras mis padres trabajaban y yo me salía a andar por mi pueblo, así me topé con una compañía de teatro, me dijeron ¿quieres hacer esto?, y respondí: sí. Sin ningún temor.  A los 17 vi que tenía la necesidad de no bajarme de un escenario, estaba en la prepa y me involucraron en un grupo teatral, y ya de ahí no me baje para nada, luego me fui a una  agrupación que había en Celaya, ya de manera profesional, después surge la posibilidad de venirme a Querétaro, al Corral de Comedias con don Paco Rabell, y no lo dudé ni un minuto porque era lo que yo necesitaba; hacer teatro y ahora necesito seguir haciéndolo.

Don Paco Rabell es una figura importante para tu carrera

—Sí, es mi papá teatral y lo amo entrañablemente. Es el hombre que acabó de empujarme y me dio una gran oportunidad, en ese tiempo el grupo teatral  era una gran ventana donde todo mundo venía, porque eran las únicas dos compañías de la ciudad (Cómicos y Corral),  y yo estaba en una de ellas.

¿Cuáles son hoy tus pensamientos para el Corral de Comedias y para Paco Rabell?

—Para don Paco Rabell que le profeso un enorme amor, lo extraño mucho, porque anduvimos muchos caminos juntos, él me llevó a conocer el mundo a través del teatro. Al Corral le deseo una larga vida, porque es una compañía de importancia mundial, yo deseo que su legado se preserve y su luz también.

Estabas aún en el Corral cuando decides abrir El Sótano, ¿cómo viviste el momento de emigrar?

—Sí,  vi la necesidad de conformar  mi compañía y por 10 años trabajó sin mí, de pronto las gubernaturas en el Corral cambiaron, don Paqui estaba empezando a pasar la estafeta y en estas gubernaturas a veces no cabía en los nuevos pensamientos, lo cual es lícito,  me di cuenta que ya no era mi tiempo y decidí dar el brinco a mi compañía, también pensando en mi futuro, me dije: Veri, ¿qué vas a  hacer?  Estás en un momento coyuntural de tu vida, en donde todavía hay aliento en tu cuerpo, pero tienes que preservar una vejez digna, porque los actores envejecemos y  necesitamos pensar en el futuro. Don Paqui ya sabía que me iba a salir, me pidió que me quedara, pero le dije: “creo que es hora de que yo parta”.Pero si él me necesita,  sabe que sólo me tiene que llamar.

¿En qué momento de tu carrera está llegando el Premio Estatal de Cultura?

—En el momento más bonito, porque vengo arrastrando el éxito de Fuenteovejuna, y este premio viene a coronar mucho esfuerzo, sólo tomaré un breve descanso cuando vaya al acto protocolario de premiación, voy a respirar y después a ponerme ropa de trabajo y seguir. Implica para mí un impulso emocional brutal, porque ser empresaria independiente de teatro no es fácil.

¿Qué es lo más difícil?

—Hacer teatro con el  recurso que el mismo teatro suscita, no es lo mismo generar un espectáculo con un apoyo económico, a originar un montaje con el recurso que el mismo teatro otorga. Y me aferro tanto a esta estructura porque creo que tenemos que seguir apostando también por preservar el oficio del espectador, porque es muy fácil olvidarte en la función  de los espectadores, pero al final son ellos los que van a conservar el oficio, a partir de un trueque, como se hace en cualquier oficio, se paga por un servicio, porque de lo contrario el arte, con todas sus disciplinas, no tendrán más remedio que ser subvencionados, pero no se puede apoyar  a tantos, para que el arte sea gratuito.

Tú viste el crecimiento de tantas compañías que hoy trabajan en Querétaro, de gente que incluso salió del Corral de Comedias o Cómicos, pero

¿Hay público para todos?

—Hay público que quiere ir a ver, como cuando vas a un lugar para comer y dices: a ver, ¿qué sirven aquí? ¡A ver  qué tal saben estos tacos!  Y hay público que volverá o que  dirá vamos a la taquería de siempre. Así son las cosas, hay demasiadas compañías y esto tiene una virtud pero también una desventaja, las nuevas compañías están aprendiendo a ser subsidiadas, incluso reciben entrenamientos para hacer buenos proyectos, pero tenemos que cuidar mucho esta tendencia, porque podríamos estarnos metiendo el pie solitos, unos con otros, un espectáculo subvencionado no puede operar igual que uno  independiente, los mecanismos son distintos, las fuerzas que se mueven son diferentes, creo que tendremos que medir de alguna manera la ayuda para todas las compañías de teatro o para ninguna; o para todas o para ninguna, porque si no se puede crear un revolú, del cual no podamos salir adelante, las compañías independientes no pueden hacerle frente a tanta subvención, sin que ya observemos la posibilidad de arrimarnos a estos apoyos y creo que es lo que debemos empezar a hacer, porque si no vamos a empezar a desaparecer y tras de nosotros, el público.

Eso que planteas es un futuro muy trágico, ¿si puede suceder?

—Tengo 46 años y ahora me doy cuenta que siempre  he tenido un pensamiento en avanzada, y creo —sin que sea verdad— que sí podemos empezar a perder al público, pensando en que son ellos  quienes pueden mantener vivo el oficio.  La mayoría de los espectáculos subvencionados tienen como condicionante, que tienen que ser gratuitos, y eso ha provocado que el público se acostumbre a lo gratuito, les cuesta trabajo pagar por un boleto, si lanzamos este panorama  a unos 10 años o 20,  veremos que el oficio del espectador está desapareciendo porque estamos generando público que no tiene interés en pagar por ver una obra.

¿Cuál es el momento histórico que está viviendo el teatro en Querétaro?

—La gran cantidad de compañías que hay en  la ciudad, y el gran momento viene acompañado por sus matices, ahí tendremos que cuidar el tránsito de nosotros como compañías de teatro,  tenemos que  responsabilizamos de lo que estamos haciendo, ser absolutamente honestos, y que aunque no se ganen una beca, un FONCA, un APOYARTE, produzcan teatro, que se quejen menos y produzcan más, he oído que se quejan mucho,  incluso cuando fui a la Muestra Nacional de Teatro, en las clínicas era una queja permanente: “es que no me dieron, ya no me prestaron el lugar, es que no he podido hacer teatro porque no me dieron el recurso”.  Y ante mí se abría un panorama de un oficio teatral que yo no conocía: que es el teatro subvencionado, estas compañías que sólo hacen teatro si les dan dinero, y si no les dan recursos no lo hacen porque no quieren arriesgar. Para hacer teatro con cinco pesos o con nada, pueden, nada más deben arriesgarse. El momento histórico que estamos viviendo es que hay muchas compañías ¡y qué bueno! La parte más interesante vendrá cuando abramos los ojos a la posibilidad de preservarnos con o sin subvención, que es muy saludable sí, yo misma he sido beneficiada, pero estos apoyos son esporádicos y uno debe trabajar diario

¿Crees que el público ha cambiado?

—Sí, antes era muy tradicionalista, ahora se enfrenta a la televisión, al Internet, a las plataformas como  Netflix, todo eso es válido, porque el público también tiene derecho a conocer otras cosas y eso mismo nos obliga a hacer un mejor trabajo.

¿El Sótano Teatro está por cumplir 15 años?

—Sí, el año que entra cumpliremos 15 años,  y justo en enero nos vamos a cambiar de espacio. Aún no sabemos a dónde pero ya estamos viendo casitas, por eso estoy tan feliz, porque el dinero de ese premio cobija a toda mi gente, me refiero también a todas estas agrupaciones que seguirán presentándose en El Sótano, en el año hemos tenido a 15 compañías visitantes. No puedo decir: me gané el premio. Es mejor decir: nos ganamos el premio, y con ello la posibilidad de conservar un espacio teatral para toda la comunidad, un nuevo Sótano, en otra casa, que yo sé me va a quedar bien bonito, se me antoja mucho una caja negra, un gran salón, una cajota muy bien habilitada. ¡Ahí los voy a estar esperando!

arq

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