Ladrones de sueños, criminales dispuestos a humillar y manipular sin sentir ninguna culpa, ataviados con elegantes trajes y máscaras que exaltan su lado oscuro, son los protagonistas de la serie De crimen y sin castigo que Rocío Caballero exhibe actualmente en el Museo de Arte de Querétaro.

Las piezas que integran esta exposición exploran la psicología del hombre contemporáneo, contraponiendo esa actualidad a los personajes de la obra Crimen y castigo, escrita por el ruso Fiódor Mijailovich Dostoievski.

“Pensando en el personaje de Dostoievski que está en esta constante lucha de justificar la culpa y que es un infierno finalmente, ellos sí son unos criminales porque se dedican a robar sueños, se dedican a robar destinos, a manipular, a unificar a la gente, homogeneizar a quienes están sometiendo y, a diferencia de los personajes de Dostoievski, ellos no están sintiendo ningún castigo, más bien no sienten culpa y, por lo tanto, no van a tener ningún castigo porque aparte es un mundo ficticio en el cual ellos gobiernan, ellos humillan, ellos manipulan, ellos hacen lo que quieren”, explicó a EL UNIVERSAL Querétaro la artista Rocío Caballero.

HACE 10 AÑOS

De crimen y sin castigo forma parte de un proyecto más amplio que inició hace 10 años Rocío Caballero, egresada de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda. Se trata del Código gris, una obra de 50 lecciones visuales en donde los personajes, caracterizados por la belleza, representan a yuppies, duendes grises que no sienten culpa de sus actos.

El proyecto comenzó como una serie que la pintora definió como romántica e idílica, en el que los personajes se presentaban en un estado de ensoñación, príncipes hermosos con ciertas actitudes infantiles que se ven envueltos en situaciones absurdas.

Sin embargo, con el tiempo crecieron esos príncipes y se mostraron tan cual, “como unos seres perversos, muy perversos”, pero el “obsesivo amor que yo tenía por estos hedonistas contemporáneos”, añadió la pintora, la mantiene en un estado de ensoñación con ellos.

De crimen y sin castigo, que permanecerá en Querétaro hasta el 10 de agosto, forma parte de la lección tres del Código gris, en la que habla de la “Obediencia ciega”, exaltando el fanatismo y manipulación con que estos personajes van a someter al mundo. Dichas figuras representan a gente de poder, y el espectador fácilmente puede reconocerlos y ponerles un nombre.

Código gris consta de 50 apartados y, hasta el momento, se han creado 30 lecciones visuales. La artista continuará trabajando en este proyecto, además realizará algunas piezas para el Museo de sitio de Campeche y para un exposición colectiva del Museo del Arzobispado, con el tema de los niños muertos basados en fotos antiguas; asimismo, tiene planeado crear una serie de cajas como arte objeto.

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