A más de 100 años de conmemorarse el Día Internacional de la Mujer, tres actrices de tres generaciones distintas consideran que aún falta avanzar y lamentan que el tema de la equidad no sea un asunto superado.

A sus 11 años de edad, Gala Montes (Nos vemos papá) ha sido limitada por personas que consideran algunas actividades exclusivas para hombres.

“En la escuela hay muchos talleres como electrotecnia y carpintería y casi siempre hay puros niños, y yo dije: ‘¿por qué no?, me voy a meter a este taller, quiero ver qué se siente estar entre puro niño’, pero me dijeron que no porque era mujer y eran trabajos pesados; ahora estoy en el taller de belleza y me imagino que si un niño se quiere meter, le van a decir que no y creo que está muy mal que nos digan que no”, comentó.

Aún con esa experiencia y posibles dificultades posteriores, Gala asegura que ser mujer es increíble.

“Somos muy inteligentes y capaces de hacer todo”, dijo la pequeña, quien ve a su mamá como un ejemplo de mujer.

A Vanessa Bauche le parece aterrador que deba celebrarse a la mujer como si se tratara de una especie en peligro de extinción.

“Estos ritos me parecen muy interesantes, es como que si no celebras, olvidarás algo que es fundamental e inalienable, como el respeto a la vida con dignidad o el derecho de todo ser viviente, en este caso el de las mujeres”.

Considera que los países en vías de desarrollo padecen un gran rezago en materia de igualdad, un tema superado en Europa hace 30 años.

“Muchas mujeres siguen ganando menos por el mismo o más trabajo, muchas todavía no tienen derecho a decidir sobre su cuerpo; si interrumpen un embarazo les puede costar la cárcel, muchas todavía son sometidas por el papá o el padrastro”.

Bauche no se considera feminista, pero sí una activista de la mujer que se inició a raíz de los feminicidios en Ciudad Juárez.

“Conocí madres, maestros, gente cercana a las víctimas y no pude volver a dormir en paz; eso despierta un compromiso, una necesidad, un coraje y ganas de que la gente se entere de lo que sucede”.

También considera que las mujeres autosuficientes, productivas, exitosas y sanas tiene una gran dificultad después de los 30 años para encontrar una pareja que encaje con su ritmo de vida.

“Los hombres tienen que empoderarse para ser hombres nuevos, que sepan qué hacer con estas mujeres autosuficientes y libres, que no por esto quiere decir que no tienen las necesidades de cualquier ser humano de formar un hogar”.

Además, opina que el principal agresor de la mujer es otra mujer.

“La primera en criticar ‘todas son unas piru..., menos tu hermana y yo, hijo’, es la madre.

“No estoy excluyendo de su responsabilidad a los hombres, pero si la mujer no se da cuenta que tiene que renovar sus formas educativas, nunca habrá un nuevo entendimiento para mujeres porque todo tiene que ver con la educación”.

Desde su trinchera Bauche señala que hay todavía discriminación y misoginia con respecto a las mujeres, “sobre todo si son inteligentes”.

Jacquelinne Andere considera que en su profesión no hay una competencia con el hombre, pero hay personas que abusan de su posición. “En esa época yo no tenía dinero para pagarme clases y gente con cierta malignidad trataba de explotarte diciendo: ‘te doy un papelito aquí, pero vamos a cenar’, pero así ha sido siempre y si aceptas ir sabes a qué te atienes; gracias a Dios yo era vivilla desde chiquilla”.

En el aspecto social, asegura que nunca ha sufrido discriminación de género y se siente una mujer muy afortunada por haber contado con un esposo que la apoyó.

“La mujer que permite que la discriminen, la agredan, la insulten o le diga cosas el marido es porque quiere; si permites que alguien te levante la mano, ya te fregaste para el resto de tu vida. El hombre mexicano es muy machista y espero que con el tiempo la mujer aprenda a defenderse de ese tipo de personas y a la menor amenaza diga: ‘aquí no me quedo’”.

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