El órgano, dice el músico italiano Giorgio Carnini, es un instrumento hermoso con una envergadura que lo vuelve complejo y desafía a quienes lo tocan. “Es una mole que se resiste a ser forzado, así que para la música como la de Bach es perfecto. La gente no lo conoce bien y cree que es raro”, dice. Carnini, considerado uno de los organistas más importantes de la actualidad, ofreció en México una serie de conciertos en iglesias de San Luis Potosí, Tlaxcala y Querétaro, gira que concluirá hoy a las 20:00 horas en la Catedral Metropolitana de las Ciudad de México. El programa está integrado por obras de los músicos italianos del siglo XVIII, Baldassare Galuppi y Benedetto Marcello, y del alemán Johann Sebastian Bach, quien fue el gran organista por excelencia que trabajó sobre obras y autores italianos. “Los organistas deberían tener en cuenta que la gente no está preparada para escuchar música de órgano en calidad de conocedores, por eso debemos tratar de ser más didácticos y lograr que se comprenda lo que hacemos”, explica. De acuerdo con el organista, el instrumento suele ser asociado a la música liturgica, percepción que reduce su apreciación. “Si se cree que tiene algo de mágico o litúrgico, está bien, pero se debe entender que un concierto de órgano es tan universal como el de cualquier otro instrumento; por eso me gusta tocar los órganos de auditorios, los que hay en iglesias casi siempre están arriba, no se ven y por lo tanto casi no se comprenden”. El organista destacó que el recital concluirá con “Concierto en Re menor BWV974”, de Bach. “Toda mi vida he tratado de acercar el órgano a las personas y espero que puedan disfrutar de este concierto”.

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