Café Tacvba llegó al Plaza Condesa para ofrecer un recorrido musical de aproximadamente dos horas en el que incluyó las canciones de su más reciente disco Jéi Beibi y también de esos discos que los han posicionado como referente internacional del rock mexicano: Re, Cuatro caminos, Avalancha de éxitos, Revés/Yo soy, Sino y El objeto antes llamado disco sonaron en el lugar.

Con “Futuro”, sencillo de Jéi Beibi, la banda inició su concierto en el lugar, que se encontraba abarrotado, en la primera de dos presentaciones. Esta canción también fue el primer lanzamiento de los Tacvbos hace tres meses, luego de cinco años de ausencia y de la mano de la octava de sus producciones de estudio. Vida, tiempo y muerte se mezclan en la canción, que para sorpresa de los músicos, fue coreada por todos sus fanáticos.

“¡Qué alegría compartir esta noche con todos ustedes! Para nosotros es muy especial, el inicio de un ciclo, uno que no sabemos por cuánto tiempo se va a alargar, estamos bien agradecidos”, dijo el vocalista Rubén Albarrán con un tono de voz que recordó al de “Chilanga banda”, otra de las canciones de esa noche. “Ya chole chango chilango/qué chafa chamba te chutas/Ni checa andar de tacuche/Y chale con la charola”, cantaron los asistentes.

“El aparato”, “Las flores”, “Eres”, “Puntos cardinales”, “Un par de lugares”, “Desperté”, “Bicicleta”, “Chica banda” y “El padre”, fueron parte de la lista de canciones que Café Tacvba hizo sonar en el lugar.

En un momento, Rubén hizo una pausa para decir que le gustaban sus rodillas pero cuando no tronaban, de tanto baile, como en esa noche. Más adelante, recogió dos de los objetos que le habían lanzado al escenario y alzando un brassier con una mano agradeció a las chicas y con la otra, en la que sostenía una bandera, a los chicos que se la habían hecho llegar.

Entre ese río de gente, una mujer a mitad del embarazo coreaba a Tacvba junto a su pareja. Ambos colocaron sus manos alrededor del bebé cantando: “Eres, lo que más quiero en este mundo eso eres”. También brincaron con “Las flores” y no pudieron contener el llanto con “El mundo en que nací”.

“Quiero que sepas de verdad, que si algún día llego a faltar, que si algún día ya no estoy más acá, que sepas cuál ha sido mi única verdad.

Nada jamás me ha hecho tan feliz como el día que llegaste a este mundo y por primera ve te vi, perderte en mis brazos y mi nariz”, dice la canción.

Para entonces, una ballena blanca inflable se había elevado encima del público y los acompañó en la recta final de esa noche en la que si bien Albarrán no se detuvo a dar un mensaje político, sí dejaron clara su postura cuando tocaron “Matando” y por supuesto “1-2-3”, tema que pide “que no seas una más de las historias que se cuentan a diario”. “1-2-3 cuéntalos bien y si sigues tal vez llegues a 43”, dice la letra.

Los roqueros festejaron lo alegres que se sentían de echarse esas rolas y no las de siempre, que aunque también son su chamba, a veces sienten que “ya chole”. Y es que, pese a que los boletos costaron más de mil pesos, qué chida estuvo esa noche, un chingo de chavos chilangos, todos chiflando las rolas y otros bailando y cheleando. Dos chavos pasados de chelas, quisieron enchufarse dos chavas, cuando la chota cayó en cuenta, en chinga siguió la pachanga. Los Tacvbos se despidieron de la fiesta al ritmo de “El baile y el salón”, que dejó a todos bailando.

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