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El libro escrito por el profesor Kevin Warwick, llamado “I, Cyborg”, explica que la tecnología tiene miles de usos que anteriormente solo se veían en la ciencia ficción. Sin embargo, escribió, ya es posible que una persona guarde información en un chip implantado en su cuerpo, donde tenga su número de seguro social, datos médicos y otros archivos útiles en la vida cotidiana.

En una segunda fase de los experimentos de Warwick, que tuvieron lugar en marzo de 2002, se documenta como una serie de cien electrodos se implantaron quirúrgicamente en las fibras nerviosas del brazo izquierdo del investigador, para monitorear cómo los impulsos son mandados al cerebro y convertir estos en señales digitales que después se tradujeran en una computadora.

Lo más notable es que Warwick fue capaz de controlar una silla de ruedas eléctrica y un brazo mecánico situado en Nueva York (él estaba en Inglaterra), usando la interfaz neural.

Al utilizar este implante también fue posible crear sensaciones artificiales de estímulos a través de electrodos individuales. De esta manera, cuando le implementaron a la esposa del investigador, Irena, el mismo dispositivo se tuvo éxito, con lo cual, si ella movía el brazo, él sentía los impulsos nerviosos que lo hacían.

El propio científico mencionó que esto sería el comienzo para que en el futuro la gente se pudiera comunicar sólo con pensamientos. “Yo nací humano. Pero, creo que es algo que tenemos el poder de cambiar”, escribió en su libro. Lo anterior lo ha llevado a llamarse también un “transhumanista”, un estado post humano donde se espera que la condición humana se mejore con la tecnología, es decir, seamos más inteligentes, sanos e incluso vivamos más gracias a ella.

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