El Luchador es una de las cantinas más añejas de Querétaro, posiblemente no sea la más vieja de esta ciudad, pero sí es la más pequeña. Pues, sus instalciones ocupan el espacio de un cuarto pequeño, con todo y sanitarios.

A lo largo de sus paredes resaltan fotografías de luchadores y algún recorte viejo de periódico. Se cuenta que perteneció a un enmascarado, pero don Diego Miguel Espino, el cantinero, despejó las dudas.

El nombre se debe a que la arena de lucha estaba pasando la universidad y los enmascarados iban a esa cantina, a llorar la derrota o a festejar el triunfo.

La visitan turistas, especialmente franceses y españoles. ¿Que cómo se enteran? Ése sí es un misterio.

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