En las manos de Caín Torres cualquier pedazo de madera cobra sentido, es un artista que da vida y hace hablar a este material, conservando su naturalidad. Su obra más reciente es una serie de esculturas en madera y se presenta en el Museo de la Ciudad con el nombre de Al rincón...

La instalación de Caín exhibe esculturas de pino que reflejan la humedad y fluidos que derivan del cuerpo, hablando estrictamente en su base fálica, y traduciendo esa base en la madera y carne en una misma esencia.

Como texto de sala se aprecia un poema, en el cual el escultor aclara la comunión entre la madera y la carne, además de develar su preocupación sobre el proceso creativo, en una metáfora orgiástica. El verso inicia: “me frustra ver tan cerca la incongruencia entre hacer y crear/ me angustia sacar de mi cabeza las formas aprisionadas/ que se agolpan para salir de golpe”.

El instinto del artista, lo erótico y perturbador de la creación son parte de Al rincón..., exposición que permanecerá hasta el 28 de septiembre en el Museo de la Ciudad.

De entre los restos

Su padre trabajó de rotulista, por lo que el dibujo siempre estuvo presente en la vida de Caín Torres. Aunque, en realidad, es en el teatro donde declara su apego por el arte, sí, Caín quería ser actor, pero su lugar no lo encontró en medio del escenario, sino detrás, como escenógrafo y tramoyista.

Su historia continuó en el Patronato de las Fiestas de Querétaro, cuando se formó un nuevo equipo de artistas para crear los Carros Bíblicos y el Nacimiento Monumental del Jardín Zenea.

En el 2008, luego del incendio la Casa de Carros, donde se guardaban las piezas del Nacimiento y los Carros Bíblicos, Caín reconstruyó todos los personajes que conforman el pesebre, desde el niño Dios hasta el diablo, llegando a reunir 700 piezas.

En el último periodo del Patronato de las Fiestas, Caín no fue llamado a continuar con esta tradición; sin embargo, en la historia del Patronato se cuentan los 20 años en que le dio vida al Nacimiento, creando nuevos personajes, llamativos animales que eran el asombro de chicos y grandes.

Desde que inició la historia del Museo de la Ciudad, Caín labora en este recinto, es el encargado del área de mantenimiento y del montaje de todas las exposiciones. Sin embargo, no se considera ni museógrafo ni curador de arte, se llama así mismo un “cuelga cuadros”.

Trabajando la madera para las diferentes exposiciones de este Museo, comenzó a recolectar los restos de este material para darles vida. Talla la madera, pero sin alterar las líneas y voz de la misma, es su forma de trabajar.

En su taller y oficina del Museo de la Ciudad lucen varias de sus obras. Pero también ha expuesto en otros recintos, como el Museo de la Ciudad (Involución, 2010), en el Hospital General (Parásitos, 2013), en colectivas en el Museo de Arte.

Además colabora con diversos proyectos; para el Museo Regional ha creado maquetas a escala del centro de la ciudad, moldes de fósiles y, recientemente, construyó el globo aerostático para la exposición de El sueño de volar del Centro Cultural Manuel Gómez Morín.

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