Aprendió cine, enmedio de la práctica, con una curso de correspondencia proveniente de la Academia de Hollywood; Clark Gable le decía “Monty” y en alguna ocasión, estuvo a punto de quebrarse la espalda, tras la caida de un helicóptero, mientras filmaba.

Demetrio Bilbatúa, quien tiene en su foja más de mil documentales filmados en 50 años de trayectoria, tiene, se diría, una vida de cine.

Hijo de españoles (el padre murió fusilado por el gobierno franquista), se trasladó desde niño a tierras mexicanas buscando nueva vida.

Aquí se convirtió en uno de los mejores cinefotógrafos aunque, dice, es sólo suerte.

“Llevando el retrato de mi padre conmigo”, dice Don Demetrio, quien la semana pasada donó su material a la Secretaría de Educación Pública (SEP).

Sus materiales han sido visto por millones de personas, desde que se proyectaban documentales en cines, antes de la función principal o a través de comerciales de una marca cervecera en donde se muestran las bellezas naturales de los estados.

Debe ser el cineasta mexicano más visto por los mexicanos
(Risas). Por veinte años los pasaban en cines; un día hablé de meter comerciales porque era lo que prevalecería en las salas cinematográficas y también, sería mejor para mí.
Tomé un curso de correspondecia en fascículos y me sirvió para comprobar la teoría y la práctica, además estuve con periodistas destacados como Luis Spota y aprendí de ellos un cine periodístico y documental para hacer y mostrarlo al público. Por ejemplo, ver la presa de Grijalva que se levantó en ocho años, yo la ponía en 10 minutos; era transformar el tiempo y espacio.
Cualquiera diría que hacer documentales es sencillo ¿cuántas veces puso en riesgo su vida?
A mi me encantaban las vistas aéreas y una vez el rotor de uno falló y caímos; no me rompí la colmna de milagro, eso pasó en el Río Balsas.
Lo de la explosión en la carretera del Sol (cuandos se construía) fue así: quería ver cómo iba a pasar y habían recomendado estar a 10 kilómetros de distancia, yo sólo me puse a uno y se tomaron cosas espectaculares, como ver a cámara lenta las piedras que venía, sólo así podía hacerse eso.
Levantó imagen en el rodaje de La noche de la iguana (con Richard Burton) y filmó a gente como Vicente Fernández y José para pasarlos en cine, es como los inicios del making of y los videoclips.

Con La noche de la iguana conocía John Huston, el director, que me pareció increíble y también estaba Elizabeth Taylor que era la novia de Burton, pero ella pedía que no se proyectara sus imágenes, digo, no era la época más brillante de su belleza.

Y los videos sí, no eran videoclips, eran cineclips (risas), Joan Sebastian, Vicente Fernández, José José, eran presentados por Verónica Castro y no era difícil tenerlos, ellos querían promocionar su disco, tengo entendido que mucha gente recomendaba a otras personas a que fueran a verlos a los cines, es un orgullo eso.

Era quien levantaba las imágenes de los actos oficiales gubernamentales y  Luis Buñuel (Los olvidados) decía que cómo alguien con el talento de Bilbatúa, lo pusiera al servicio del gobierno.

Y yo le contestaba que así podía tener en mi casa a Buñuel con martínis y estando todos a gusto.

Mucho se ha dicho del material requisado que tenía del movimiento estudiantil del 68.

La verdad es que tenía muchas manifestaciones estudiantiles, emotivas, yo congeniaba con ellos porque soy de izquierda, pero al fin de semana tenía que mostrarle todo lo que tenía al Presidente (Gustavo Díaz Ordaz).

Un día vinieron a pedirme todo ese material y se fue, el 2 de octubre yo estaba en un acto oficial en Guadalajara, con el Presidente.

También conoció a Neil Armstrong y Clark Gable.

Neil vino a una comida en Los Pinos, en la época de Díaz Ordaz y me felicitó por Sinfonía de México (documental) y ya; Clark me decía Monty por Montgomery Clift (De aquí a la eternidad) y yo le decía que sí, pero en versión de 16 milímetros (risas).

¿Habrá más cine o ya se alejó de él?

Quiero juntar mis materiales por temas y ocuparlos en documentales.

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