Lo suyo, dijo en entrevista Astrid Hadad, no es entretener, lo suyo es hacer que la gente cambie, que se cuestione, que tome conciencia. “Y no es que vayamos a cambiar el mundo, no creas que soy tan soñadora”, remató.

Es la artista menos clasificable del mundo del arte y del espectáculo. Su forma de cantar, de vestir y de actuar no lo hace nadie o no se atreven.

Ella misma es un espectáculo, su vestuario es como salido de Alicia en el País de las Maravillas o de una bodega mágica de Tepito.

Astrid Hadad es la materialización de lo imposible hecho realidad y sólo una palabra puede definir lo indefinible: surrealismo made in La Merced y anexas.

“Soy feliz con lo que hago, pero creo que el estilo de cabaret que hago no lo hace nadie”, reconoció

“Mis espectáculos son con conciencia, porque no nada más quiero divertir, quiero que la gente, a través de mis espectáculos, de la diversión, reflexione un poco”, agregó.

Tres décadas de trayectoria. Son ya 30 años de carrera artística, ocho discos, miles de recitales de poesía y otros miles de conciertos en todo tipo de foros en el país y en el extranjero. “Y seguiré con lo que pienso y creo, porque si no me traicionaría yo misma y ya no estoy en edad de eso”, aclaró.

Este año fue la figura estelar en un taller de lectura de poesía escrito por mujeres, amas de casa.

“Estas mujeres, que son normalmente amas de casa, que trabajan durante todo el día, de pronto encuentra en estos talleres una forma de expresarse, porque normalmente las mujeres que han trabajado toda su vida y no han tenido educación, luego no tiene un forma de expresarse, y utilizar la palabra para expresarse es una forma de libertad también”, explicó.

Hadad denunció la deficiente política educativa de un país que vive con altos índices de analfabetismo y grandes dosis de televisión basura.

“Pero si lo que han hecho, lo hicieron a propósito, para tenernos atontados, eso ya todos los sabemos”, dijo.

“Tiene a la gente tomada a través de los grandes medios y la televisión y la televisión como no exige ningún esfuerzo, entonces es una forma de adormecer la mente, porque la gente que ve la televisión no piensa, no reflexiona, y lo único con lo que se queda es lo que le dan, porque no es interactivo, entonces no te permite reflexionar”, aclaró.

¿Cuál es el México que se refleja en tus espectáculos, el real o el imaginario?

“En mi espectáculo hay de todo, porque también hago crítica política y social, y eso es lo que yo hago, por eso luego no me quieren, pero cuando voy a otros países le encanta lo que hago y en México también, lo que pasa es que no se lo llevan a la gente porque no quieren que vea cosas”.

Ya estará acostumbrada a caminar sola, en la sombra, en lo alternativo.

“Yo camino siempre en la cuerda floja, siempre, soy alternativo y seguiré siendo alternativo”.

¿Quién diseña su vestuario?

“Yo solita”.

Son fantásticos
“Pero es una necesidad, porque yo encontré que a través del vestuario provocaba también cosa en la gente, es como cantar la canción, decir lo que digo y poner a la gente en una situación, eso es lo que hicieron los muralistas, llevar educación a la gente y se conocieran su historia y quién éramos como mexicanos, eso hago con el vestuario, es una  forma  también de reforzar lo que uno está diciendo”.

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