OAXACA. —El pasado 13 de septiembre se cumplió el primer aniversario de la muerte del poeta y narrador colombiano Álvaro Mutis. En su país se han editado dos libros para rendirle homenaje Diario de Lecumberri, que por primera vez recoge las cartas que le enviara Elena Poniatowska, y De mis libros, una antología que busca ser “un toque de campana”.

El colombiano que aunque nunca se nacionalizó hizo de México su otra patria desde 1956, es visto por su hijo Santiago Mutis y fue revisitado por él mismo para construir esta antología que es de circulación libre y gratuita como parte de la colección “Libro al viento” que edita el Instituto Distrital de las Artes, la Biblioteca Nacional y el Ministerio de Cultura de Colombia y que en Oaxaca se ha empezado a regalar en el stand que tiene Colombia como invitado de honor en la 34 Feria Internacional del Libro de Oaxaca.

Santiago habla de su visión de Mutis a través de sus libros, realizó la selección y el cuidado de la edición de la antología que reúne poemas y textos –a excepción de sus novelas- desde 1948 hasta sus últimos libros. “Ahí está su concepción de la literatura, de la vida, de sí mimo. Es un recorrido que no pretende mostrar lo mejor de lo mejor, sino ir pasando libro por libros como un toque de campanas”, señaló.

La antología contiene materiales como La balanza, un fragmento de Diario de Lecumberri, y Crónica regia, entre otros, que se complementa con la reedición que Colombia ha hecho de “Diario de Lecumberri” donde se incluyeron cartas a Elena Poniatowska.

“Reeditamos el Diario con las notas que desde la prisión le escribe a Elena, que era una jovencita periodista que va a la cárcel a hacerle una entrevista sobre la obra de teatro que se va a montar en Lecumberri. Es muy lindo reunir las cartas, sacarlas con el diario, porque en ellas está lo más humano, lo personal”, señala Santiago, quien es poeta y editor y que está en Oaxaca invitado para hablar sobre su literatura y de la obra de su padre.

En entrevista, Santiago Mutis asegura que la antología De mis libros estaba ligado al deseo de Mutis de que sus cenizas retornaran al río de su infancia “pero ya ha pasado un año largo y no se hizo aquello que se había pensado”, dice.

Y agregó: “Mi papá fue a Colombia a acompañar a morir a su hermano menor, Leopoldo; fue una experiencia muy hermosa porque lo acompañó varios meses y murió en sus brazos. Fue a tirar las cenizas al río donde habían pasado su infancia, cuando estaba en esas, él me miró y me dijo: ‘Esto es lo que tienen que hacer conmigo’. Dejó ese encargo y después dijo que quería volver a su infancia”, aseveró.

Acompañado de José Luis Díaz Granados, primo de Gabriel García Márquez, el gran amigo de Mutis, Santiago celebra cómo esos dos colombianos que vivieron y murieron en México son escritores que tienen el cuerpo aquí y allá. “Fue México el que desató los vasos comunicantes, esa voz que va mucho más hondo, es también lo mítico y lo que le dio realmente la fuerza para comenzar y hacer una obra que nosotros creemos absolutamente colombiana”.

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