En México ya se distribuye más música en formatos digitales que en físicos, de hecho, la Asociación Mexicana de Productores de Fonogramas (Amprofon) reportó que en 2014 la industria musical nacional obtuvo ingresos por mil 541 millones de pesos, de los cuales, 41 por ciento fueron ventas físicas y 59 por ciento ( 912 millones de pesos), para los formatos digitales.

El streaming es uno de los rubros que más obtiene ingresos en el país. Tan solo en 2013, representó el 38 por ciento de las ventas digitales, esto de la mano de servicios como Spotify, Rdio, Deezer, Google Play Music y Xbox Music.

Otras plataformas como Claro Música y Guvera, lo hicieron el año pasado, mientras que esta semana se liberó Apple Music, el nuevo servicio musical que la empresa de Cupertino vinculó con iTunes, y que según diversos analistas, hará que el crezca el mercado nacional e internacional.

En total, México cuenta con 23 sitios legales digitales, colocándose así en el primer lugar en América Latina con mayor número de servicios, por encima de Brasil y Argentina.

La inmediatez del servicio, aunado a la ventaja de no ocupar espacio en el disco duro o memoria del dispositivo, han hecho del streaming uno de los servicios más amigables para el usuario, aunque para su crecimiento seguirá siendo necesaria la conexión sin interferencias a Internet.

Consumir servicios en streaming ofrece la ventaja de acceder a contenido (música o videos) sin necesidad de descargar por completo los archivos, que se encuentran en la nube.

Es una excelente forma de ahorrar espacio en todos los equipos de cómputo, en especial para los dispositivos móviles, donde el almacenamiento es limitado.

La industria de la música ha realizado los cambios necesarios para seguir vigente, es por ello que los sellos discográficos han concedido licencias para 43 millones de canciones y más de 400 servicios de música digital en todo el mundo, creando así un negocio digital valorado en 6 mil 900 millones de dólares.

Distribución económica

Estos sistemas de reproducción de música sin descarga representan un nuevo modelo de pago para los artistas, que está basado en el consumo de música durante un período continuo de tiempo y que consiste en múltiples pagos acumulados por cada reproducción que hacen los usuarios.

Actualmente, el modelo de ingresos se divide en dos segmentos: las suscripciones de pago, que al ofrecer acceso total desde los dispositivos móviles y ausencia de anuncios publicitarios, proporcionan al usuario una experiencia de mayor valor; y el streaming con publicidad, que brinda una funcionalidad limitada e incluye anuncios.

"Del total de la subscripción, el 30 por ciento es para la plataforma y el restante 70 por ciento es para los agregadores digitales y los sellos discográficos, que son los que distribuyen las regalías entre los artistas, cuyas ganancias son más considerables a medida que se registran reproducciones en las canciones", asegura Eduardo Mussali, el director de Deezer en México.

De esta manera, las multinacionales discográficas y los sellos independientes han concedido licencias de su repertorio a las modalidades con publicidad de los servicios de streaming, porque consideran que son el escalón previo para que los usuarios decidan migrar a una opción Premium en servicios como Deezer y Spotify.

"En lugar de preocuparnos por cuántas reproducciones se necesitan para ganar cierta cantidad deberíamos tratar de ver cómo convertir a los compradores de música en suscriptores para que la música bajo demanda se convierta en un buen negocio", comenta Mussali.

Los de mejor calidad

En los inicios de la digitalización de audio comenzaron a surgir diversos protocolos de compresión de datos con el propósito de que las canciones ocuparan el menor espacio posible, sin perder calidad en el audio, así fue como aparecieron formatos como el MP3, AAC, FLAC o Vorbis. Los formatos que permiten una calidad de servicio aceptable y que no consumen mucho ancho de banda son MP3, AAC y Vorbis, debido a su baja tasa de transferencia, a razón de 320 kbps.

Sin embargo, casos como Tidal y el servicio Deezer Elite ofrecen transferencias de 1.4 mbps, casi cuatro veces mayor calidad de los demás servicios que proveen tasas de entre 0.2 y 0.4 mbps, pero en promedio son dos veces más caros.

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