A unos cuantos metros de Plaza Constitución, el aroma del café recién tostado atrae desde muy temprano a decenas de personas al “Café del Fondo”, un recinto que lleva más de tres décadas siendo el punto de reunión por excelencia en el Centro Histórico.

Una monumental puerta de madera y amplias ventanas coloniales invitan a los transeúntes curiosos a acercarse hacia sus entrañas, donde es usual encontrar a los ajedrecistas más sobresalientes de la ciudad, jugando y riendo en un agradable ambiente.

El café es atendido por Elsa Doria Martínez, quien gracias a su compromiso social y postura crítica, ha hecho del espacio un lugar propicio para la discusión de temas actuales sobre cultura, arte y política.

Escritores, actores, luchadores sociales y estudiantes de todas las edades asisten cotidianamente para tomarse un respiro de la ciudad y encontrarse con los amigos en compañía de una taza de café.

“Sin café no hay gasolina, no hay combustible para acá”, compartió entre risas, el poeta queretano Florentino Chávez . Él tiene 30 años asistiendo, y recordó que fue en este recinto donde los creadores de la hoja literaria “Alacrán” —llamada así por la agudeza de su crítica— organizaban lecturas y tertulias.

Tertulia y ajedrez en el Café del Fondo
Tertulia y ajedrez en el Café del Fondo

La popularidad de esta sede entre los intelectuales se ha mantenido, por lo que es usual encontrarlos escribiendo, leyendo e intercambiando ideas de mesa a mesa, incluso en los pasillos o fuera del recinto, dando largas bocanadas a sus cigarrillos.

“Hemos contado con la presencia de personajes que nos han enriquecido con su paso por este lugar, como el reconocido Francisco Cervantes; él se sentaba en esa mesa normalmente y siempre tomaba café, porque era de estómago muy delicado y sólo comía en su casa. También el maestro Salvador Alcocer, venía diariamente a trabajar y a pelearse con todo mundo, él era muy dado a discutir pero su charla siempre fue agradable e interesante”, dijo Elsa.

Sus instalaciones han sido utilizadas para proyectos audiovisuales como “Efecto lunáticos” —película de Faride Lara—, no sólo por su ambiente underground, sino también por una decoración peculiar en la que se fusionan: una calavera mexicana monumental de papel maché, exposiciónes temporales, una obra pictórica que rinde tributo al ajedrez y un colorido mural realizado por Diezart, una agrupación artística de La Cañanda, que retrata la vida surrealista y cotidiana en el café con algunos de sus personajes más habituales.

En este escenario también conviven decenas de familias, quienes atraídas por el sazón de la casa, degustan una extensa variedad de platillos caseros, entre ellos, la sopa azteca y las enchiladas, sus especialidades.

Diariamente se preparan diferentes bebidas y es servido el tradicional café de la casa, que es el resultado de una mezcla de granos adquiridos directamente con productores mexicanos.

“El café que manejamos es principalmente de dos regiones, Chiapas y Veracruz. El de Veracruz es de Coatepec y se compra a familias que trabajan en cooperativas, y en los Altos de Chiapas se adquiere también con una organización compuesta por nueve familias, quienes producen café orgánico de muy alta calidad”, señaló.

Tertulia y ajedrez en el Café del Fondo
Tertulia y ajedrez en el Café del Fondo

De dos a tres veces por semana el lugar se impregna de su aroma, porque es molido y tostado ahí mismo, para que el cliente siempre puedan beber o llevarse a casa café fresco.

Los insumos utilizados para la comida, como la fruta, hortalizas, carne y artículos de primera necesidad, entre otros, son adquiridos con productores locales, tiendas familiares y mercados aledaños, con el objetivo de incentivar la economía solidaria.

“Porque me permite conseguir cosas a buen precio y sanas, ya que la intención no es lucrar, sino al contrario, ofrecer platillos nutritivos a precios accesibles”, puntualizó Elsa.

El café de ayer

La cafetería se fundó en 1986, como anexo a la librería del Fondo de Cultura Económica, de ahí surgió la idea de su nombre, pues originalmente era la cafetería del establecimiento.

En un inicio se encontraba en la calle de Corregidora, esquina con 16 de Septiembre como parte del proyecto Unidad Cultural del Centro,  impulsado por Mariano Palacios Alcocer durante su gubernatura. Así que compartió el espacio con la Unidad Regional de Culturas Populares, la Casa del Ajedrecista Queretano y el Centro Queretano de Escritores.

Cuando el tiempo de gestión de Palacios finalizó en 1991, el proyecto también concluyó y la cafetería tuvo que trasladarse a sus actuales instalaciones, junto con sus clientes más habituales, entre ellos intelectuales, escritores y ajedrecistas queretanos.

“El día que nos cambiamos, los ajedrecistas, como son bien picados, agarraron su mesa y se vinieron caminando tres cuadras con el tablero puesto; al llegar aquí, colocaron su mesa y continuaron jugando. Ellos eligieron su espacio y hasta la fecha siguen jugando ahí”, recordó entre risas, Elsa Doria.

El “Café del Fondo”, junto con “La Mariposa”, se ha convertido en una de las pocas cafeterías que ha permanecido indemne a la liberalización del mercado y la entrada de nuevos capitales a la entidad.

“Cuando nosotros iniciamos éramos como cuatro o cinco cafés en Querétaro en el centro. Ahora en cada esquina ya encuentras un cafecito”, añadió la dueña, quien asegura que la gente sigue regresando por la calidez, los precios, el café y la costumbre.

Tertulia y ajedrez en el Café del Fondo
Tertulia y ajedrez en el Café del Fondo
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