Ricardo Villalobos presentó a sus amigos, conocidos, desconocidos y prensa la serie Los misterios de Alicia. El artista dice no ser un artista “porque yo le tengo mucho respeto al arte”. Él las define como dioramas, pero para algunos de sus invitados eran “cajitas chulas”.

Villalobos es diseñador gráfico a medio tiempo, funcionario a medio tiempo y artista a ratos.

Fabrica estas “chulas cajitas” desde hace muchos años y por placer propio, sin ninguna pretensión. “Es algo que me nace, surge del estómago y sale por las manos, suena un poco mamón por decir una palabra”, dijo a EL UNIVERSAL Querétaro.

“Alicia (De Alicia en el país de las maravillas) es esta parte cuando todos nos sentimos como ella, que no se halla en el mundo que estás viviendo, que piensan que todos están locos”, declaró Villaobos en entrevista.

La exposición fue organizada en lo que queda del casco de la Ex Hacienda de Carretas, donde fueron colocadas en una mesa 10 “cajitas”, cada una con un pasaje de Alicia de Lewis Carroll, en medio de una calle con piedras, pedazo de Querétaro que todavía huele a los años de la Independencia y Revolución.

“Luego uno se da cuenta que ni los de afuera están tan sanos y los de adentro no están tan locos; y así es, uno debe aceptar sus locuras y que el mundo es así”, agregó.

Villalobos hace dioramas o maquetas desde hace años y en el caso de Alicia todo empezó con ser fan de ese libro fantástico y con una ramita que parecía un árbol.

Las 10 cajitas de Alicia están llenas de esas ramitas, cartón, plástico, con fondos en gris y la figura del personaje infantil en varios tamaños.

Con la ayuda de una linterna, un poco de oscuridad y un par de tragos, las cajitas empiezan a tener una triple dimensión.

La primera exposición individual de Ricardo Villalobos fue en el hotel MO17 de Querétaro y Los misterios de Alicia es la segunda.

En marzo pasado realizó una intervención en la escultura de Alicia en el país de las Maravillas en el Central Park de Nueva York y una de sus cajitas vive San Petersburgo en Rusia.

El propio autor asegura que sus cajitas son y no son arte, tampoco son maquetas, son cajitas, muy monas, chulas, ingenuas, sin complicaciones.

Los dioramas de Villalobos son todo y nada a la vez, como la historia de la niña Alicia y el pastor Lewis Carroll.

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