Los Ángeles.— Es lo suficientemente difícil redefinir un género a lo largo de una carrera, pero el virtuoso del cine de terror Wes Craven logró hacerlo no una sino dos veces.

El prolífico guionista y director, fallecido el domingo a los 76 años, se abrió paso en dos eras distintas de películas gore suburbanas: primero en los 80 con su emblemática Pesadilla en la calle del infierno y su indeleble villano con navajas en los dedos Freddy Krueger, y nuevamente en los 90 con Scream.

Ambas reincorporaron el género del terror en el público general y desataron exitosas series.

“Las películas de terror no crean miedo”, dijo Craven. “Lo liberan”.

Craven no lidió únicamente con el terror. También dirigió en 1999 el drama Music of the Heart (Música del corazón), con Gloria Estefan y Meryl Streep, quien recibió con su papel una nominación al Oscar. Pero su nombre, y su legado, siempre serán sinónimo de terror.

“Fue un cineasta consumado y su cuerpo de trabajo vivirá por siempre”, dijo el copresidente de Weinstein Co. Bob Weinstein, cuya compañía Dimension Films produjo Scream. “Mi hermano (Harvey Weinstein) y yo estamos eternamente agradecidos por todas sus colaboraciones con nosotros”.

“Hollywood ha perdido un espécimen escaso con Wes Craven. Un verdadero caballero”, manifestó Englund, quien encarnó en la pequeña y la gran pantalla al icónico asesino Freddy Krueger en 1984.

Su muerte. En un comunicado, la familia de Craven dijo que éste murió en su casa de Los Ángeles rodeado de sus seres queridos. Perdió la batalla con un cáncer cerebral.

Le sobreviven su esposa, un hijo, una hija y una hijastra.

En el 2010, Craven dijo al diario Los Angeles Times: “Mi meta es morir nonagenario en el plató, decir ‘eso es todo’”. AP

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