Jorge Gutiérrez Corresponsal

ROMA.— Sor Cristina Scuccia, la religiosa cantante y gran revelación del talent show “La Voz de Italia 2”, es no sólo una de los cuatro finalistas de este concurso de nuevos talentos sino la gran favorita para obtener el triunfo la noche del 5 de junio.

Ese día tendrá lugar la final de este exitoso programa musical en el que la religiosa tendrá como adversarios a los jóvenes cantantes Giacomo Voli, Tommaso Pini y Giorgia Pino.

Aclamada en Italia y a través YouTube por sus millones de seguidores de casi todo el mundo, es indudable que sor Cristina se ha convertido en un auténtico fenómeno viral. Pero algunos expertos, minimizando sus capacidades como cantante, atribuyen el gran éxito que está obteniendo a nivel internacional no tanto a su talento sino a su imagen mediática.

Una de estas voces críticas es la de experta de música popular Francesca D’Angelo, quien en un artículo publicado en el periódico Libero Quotidiano, dejó a un lado la emotividad que genera el hábito religioso de sor Cristina y sentencia: “Será una espléndida operación mediática la que se adjudicará la final de “La Voz”, pero que en realidad (sor Cristina) no debería ganar”.

Los motivos de este duro juicio lo explica claramente Francesca D’Angelo cuando afirma que sor Cristina, desde un inicio, dio un valor de testimonio a su participación en el programa al señalar: “Se me ha otorgado un don y se los quiero donar”.

Lo que según su crítica la religiosa no dijo es que “anteriormente se había presentado (sin vestir los hábitos de monja) en los programas X Factor y en Amigos, donde fue inmediatamente eliminada”. También olvidó mencionar el contenido de una entrevista que concedió al semanal “Credere”, mucho antes de participar en “La Voz”.

En esa entrevista, recuerda la periodista, la religiosa sostuvo que había encontrado la fe revaluando su ansia de éxito y que, habiendo encontrado la paz interior, había abrazado el noviciado. Pero ahora “nos la volvemos a encontrar en “La Voz”, en un programa específicamente hecho para crear nuevas estrellas de la música italiana.

“No sabemos sor Cristina peca de ingenuidad creyendo poder engañar al agresivo mundo del espectáculo o si, como otros sostienen, está aprovechando hábilmente de su estatus de religiosa para crearse un personaje”, escribe Francesca D’Angelo.

La periodista también la descarta como cantante. “Uno de los concursantes es mucho mejor que ella y por esto debería de ganar, pero no sera así, debido al factor hábito, ya que el éxito de sor Cristina se apoya principalmente en el estupor que provoca al espectador ver a una monja cantando.

“La paradoja es que no nos emocionamos porque se cantan bellos textos religiosos, sino porque una religiosa tiene una bella voz”.

Esto, para Francesca D’Angelo, no es exactamente el resultado del testimonio al que aspiraba sor Cristina y tan es así que “la directamente interesada parece no sólo ajena a este testimonio sino que parece jugar perfectamente su papel: en el palco (del estudio donde se graba el show) se hizo inmortalizar cuando, con entusiasmo y fuerza, hacía cuernos y los elevaba hacia el cielo. Un gesto no exactamente adecuado para alguien que dice estar cerca de Dios”.

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