Inspirado en sus antiguas compañeras de trabajo, el artesano Omar Gómez realizó trabajos en cerámica llamados “señoras chismosas”, obras en donde el principal atractivo son rostros de mujeres mayores, con cejas levantadas, nariz respingada, boca intensamente roja y ojos que miran con desdén.

El alfarero que vive en Querétaro desde hace siete años confiesa que siempre se sintió atraído por los rostros y, casi sin darse cuenta, comenzó a plasmar rostros de familiares, amigos e incluso de él mismo.

“Yo tuve varios empleos de oficina, entonces es un ambiente casi perfecto para encontrar señoras chismosas”, comenta entre risas. “Yo recuerdo que en la oficina siempre se reconocían a esas señoras y también señores que traían los últimos chismes, era imposible no envolverse en este ambiente, si no eras chismoso, ellos te hacían chismoso”, relata.

“Tuve la idea de crear estas obras con rostros de ese tipo, casi todas señoras mayores con expresiones muy fuertes en sus caras y ha gustado mucho. De hecho, desde que comencé mis propios trabajos la constante ha sido crear rostros, es algo que me gusta mucho, incluso algunas personas me han dicho que he plasmado mi propio rostro en mis obras, tal vez lo hago inconscientemente, creo que esa característica define mi trabajo”.

Rostros en cerámica, el sello de Óscar Gómez
Rostros en cerámica, el sello de Óscar Gómez

Además de las “señoras chismosas”, que se han convertido en un rasgo característico del artesano, Omar es amante de crear las “majetas”, es decir, macetas con forma de “jetas”, en este trabajo los rostros también son el atractivo principal.

Junto con las señoras chismosas, las “Majetas” nacieron casi de la casualidad, Omar recuerda que ante la frustración de ver su horno descompuesto, no tuvo más opción que crear macetas a las que agregó su toque: rostros con fuertes expresiones.

“Las ‘majetas’ surgieron porque mi horno no servía y tuve que dedicarme sólo a hacer macetas, lo comencé a hacer casi de mala gana, pero a la gente gustó mucho y ahora me la paso haciendo ‘majetas’, algunas tristes, otras alegres, dependiendo del día y depende de mi estado de ánimo”.

“Por arte de magia”

Omar cuenta con orgullo que la cerámica llegó a su vida casi por casualidad, como por arte de magia; fastidiado de los cálculos matemáticos, dejó la universidad para explorar los pasillos de la artesanía y fue así que ingresó a su primer taller, entonces el amor surgió y supo a qué se dedicaría el resto de su vida.

“Decidí salirme de la escuela, darme un tiempo de descanso y fue ahí que encontré talleres de cerámica y escultura, me inscribí y me di cuenta que sólo basta un primer acercamiento para amar esto. Desde ese entonces, no he parado de crear piezas de cerámica”, asegura.

Rostros en cerámica, el sello de Óscar Gómez
Rostros en cerámica, el sello de Óscar Gómez

Con el paso del tiempo, aprendió la escultura no le permitiría tener una vida tan holgada como él quisiera, pero no imagina su vida de otra forma.

“Es difícil vivir de esto, es poco redituable, la gente no compra tan fácil una de estas piezas porque todavía no se valora el trabajo que se hace 100% a mano, los que compran más son los extranjeros o los turistas nacionales”, destaca Omar.

“De hecho, uno de los grandes problemas es que ni siquiera nosotros mismos, como creadores, valoramos nuestro trabajo. Un problema reciente es que no sabemos ponerle precio a nuestras obras, a mí me pasaba que un trabajo que tenía un valor de 8 mil pesos yo lo vendía en 2 mil pesos, por ejemplo; entonces, eso debe corregirse, pero no te das cuenta hasta que vas adquiriendo experiencia. O también pasa lo contrario, que te haces tan bueno y dominas tus técnicas que mal vendes una obra, nada más porque no te costó trabajo o la hiciste muy rápido, pero eso no es lo que cuenta, es el tiempo que tardaste en aprender a hacerlo”, describe.

Omar también da cursos y talleres de cerámica, asegura que el amor al arte está más vivo que nunca, pues entre sus alumnos se encuentran varios emprendedores que quieren aprender a realizar sus propias obras y crear su propia empresa.

Rostros en cerámica, el sello de Óscar Gómez
Rostros en cerámica, el sello de Óscar Gómez

También es común que personas mayores se inscriban a los cursos y talleres con el sueño de terminar aquella escultura que empezaron 15 años atrás, otros porque quieren dedicar su tiempo libre a una actividad relajante y otras personas, como Omar, simplemente porque aman estar en contacto con los materiales y crear nuevas piezas.

“Yo creo que la cerámica no se ha valorado como se debe, pero creo que ahora se va entendiendo poco a poco que la cerámica es muy versátil y que se pueden hacer miles de cosas, basta acercarse a un primer curso o taller para que te des cuenta de qué es lo que más te gusta hacer”, destaca.

Google News

TEMAS RELACIONADOS