Martha Salas envuelve los alfajores y los coloca en una charola cubierta a un lado de la caja de la fonda de cocina tradicional argentina que con su esposo, Sebastián Casartelli, atiende desde hace más de tres años, ofreciendo platillos de su país.

El concepto de La Cruz del Sur es ofrecer comida casera. Asados y cortes de carne no son la comida diaria de una familia de aquella nación, por lo que ofrecen algo diferente.

Desde Argentina, comida casera, hecha con amor, para conquistar a los queretanos
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Martha dice que el último año y medio ha sido difícil, no le había tocado vivir una situación semejante, del confinamiento, no salir de casa, traer tapabocas todo el día, pero “hay que seguir”.

Dice que a quienes lleguen por primera vez a La Cruz del Sur, ubicada en el barrio de La Cruz, recomendaría una milanesa y empanadas, algo muy tradicional de Argentina.

“Ahora tenemos el menú especial que también es de comida típica nuestra, no son ni milanesas ni empanadas. Es otro tipo de comida que comemos en una casa argentina. Por ejemplo, todos los miércoles hay pasta casera. Tallarines con diferentes salsas. Los viernes por lo general hay una pasta rellena, que puede ser ravioles, capeletis, lasagna o canelones”, dice.

Algo especial son los ñoquis, que se preparan los días 29 de cada mes, es una tradición argentina y se incluye en el menú especial de ese día.

También ofrecen costeleta de cerdo, parecida a las chuletas, pero son preparadas a la plancha y pueden ser acompañadas de puré, verduras o ensaladas.

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Otra comida, agrega Martha, es el matahambres, es parecido al suadero, se prepara gratinado con queso gorgonzola y mozzarella. Se hace horneado y puede ser de res o de puerco.

Dice que ahora ya se tienen abierto, con aforo limitado, siguen ofreciendo el servicio para llevar o recogiendo el lugar.

“Nosotros nos seguimos manteniendo. Creo que con trabajo y esfuerzo todo se puede. Seguimos trabajando los cuatro, como familia, con escuela en casa, con trabajo en el trabajo, con la escuela en el trabajo, con los niños acá, pero bueno, seguimos los cuatro sanos, cuidándonos, siempre tratamos de cuidarnos, y con trabajo y esfuerzo podemos seguir”, añade.

En tanto, Sebastián recuerda que La Cruz del Sur cumplió tres años abiertos al público el pasado 4 de agosto, aunque de ese lapso, poco más de año y medio fue durante la pandemia de Covid.

Recuerda que los dos primeros meses de la pandemia permanecieron cerrados. El tercer mes decidió que sólo él acudiría a trabajar, para evitar que su esposa y sus hijos, Luca y Ciro, se expusieran a un contagio.

“Nos reinventamos en nuestra forma de trabajo y empezamos a hacer menús para la familia completa. Lo hacíamos con un día de anticipación. Teníamos cuatro o cinco menús, de cuatro a seis personas y con eso fuimos retomando actividad que había estado parada durante dos meses.

“Este es nuestro único ingreso. Así que nos reinventamos y nos pusimos a trabajar. Al mes, más o menos, no me daba a basto solo trabajando. Se vino de nuevo mi esposa y nos trajimos a los niños y estuvimos de mayo a octubre sólo para llevar. Cuando se abrió la posibilidad de que la gente podía estar en los lugares, nosotros decidimos no hacerlo, siguiendo una cuestión de seguridad y en octubre del año pasado abrimos al público.

“Podíamos tener seis personas adentro, mucha gente se tenía que esperar afuera. Ya que nos permitieron otras circunstancias, empezamos a meter más gente, empezamos a hacer mejoras en el local”, narra.

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Sebastián recuerda que antes de La Cruz del Sur iban a los mercados los fines de semana, donde empezaron a generar una clientela.

En la pandemia, abunda, se generó otro tipo de clientela, la cual siempre se renueva.

“Nos fue muy bien, a diferencia de otros que tuvieron la mala fortuna de cerrar, no nos enfermamos. Nosotros continuamos con mucho esfuerzo, con poca rentabilidad, pero con la idea de continuar. Si se puede, se continúa. Eso lo agradecemos mucho. Es maravilloso”, asevera.

Dice que hasta la fecha el uso de la tecnología, como las redes sociales y para pedidos el uso de WhatsApp ayuda a tener contacto con los clientes.

Tenemos la suerte de que nos piden comida de lunes a viernes… no tomamos reservas porque el espacio es muy reducido, pero la gente que ya ordenó su menú se los separamos y al momento de llegar, si hay espacio, se sienta y come y si no, espera unos minutos y puede comer”, expresa.

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