La empresa de Héctor Balbas exportó durante más de 10 años miles de lámparas a Estados Unidos, a través de la empresa americana Leviton, pero una crisis financiera y los cambios repentinos del valor del peso mexicano hicieron que las maquiladoras que Leviton tenía en Tijuana y Chihuahua fueran cerradas.

De un día para otro, el sueño de Héctor se desmoronó porque ya no tenía a quién venderle las lámparas que producía en su fábrica que daba empleo a 100 trabajadores, a quienes tuvo que despedir por la difícil situación económica.

“Fueron años muy oscuros”, cuenta el ingeniero en Química, Héctor Balbas, quien vendió por muchos años sus lámparas en los tianguis y mercados de la ciudad de Querétaro.

Tiempo después, la perseverancia del emprendedor dio frutos, y hoy es uno de los proveedores de la tienda de autoservicio Walmart. Las lámparas que se producen en Manufacturera de Aluminio de Querétaro S.A de C.V se venden en mil 60 tiendas en todo el país.

#TierradeEmprendedores. Una luz que nunca se apagó
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El inicio

Héctor trabajaba en una empresa de la industria automotriz donde era gerente de manufactura, pero renunció a su empleo para ser su propio jefe. Con el dinero que le dio la empresa compró las cuatro máquinas con las que empezó a fabricar sus primeras lámparas y así comenzaron los años de éxito.

“Durante 12 años o más estuvimos importando nuestras lámparas a Estados Unidos, compitiendo por ejemplo con China, en donde los pequeños empresarios tienen mucho apoyo del gobierno, no como nosotros que prácticamente asumimos todos los riesgos, o el gobierno te presta dinero pero prácticamente hipotecas tu patrimonio. Fueron años muy padres”.

Años oscuros

Sin embargo, después de más de 10 años Leviton cerró sus maquiladoras en México, debido a que el valor del peso variaba constantemente, por lo que en 2001 las lámparas de Héctor dejaron de venderse y distribuirse en Estados Unidos. El ingeniero en Química pasó de tener 100 empleados, a ser dueño de una nave industrial en donde ya no había trabajo para nadie.

Las lámparas que habían quedado listas para ser exportadas se vendían poco a poco en los tianguis. Héctor y Rosario Reyes, su empleada de toda la vida, vendían juntos 13 lámparas al día, cuando mucho.

“Ya no teníamos a quién venderle porque todo era pura exportación y ya no teníamos forma de hacerlo, en el mercado nacional no se vendía este producto, no funcionaba. Cuando pasó todo esto intentamos vender el producto en México, nos fuimos a los mercados y a los tianguis, intentando salir adelante, vendíamos a algunas ferreterías y plomerías. Vimos que por ahí había aunque sea una pequeña oportunidad porque exhibimos el producto y a la gente le gustaba. Fueron años muy difíciles, fueron dos o tres años que estuvimos así”, recuerda el empresario.

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La luz al final del túnel

La calma después de la tormenta llegó en el año 2005, cuando la Secretaría de Desarrollo Sustentable (Sedesu) convocó a pequeños emprendedores de Querétaro para participar en el programa “Adopta una Pyme”, impulsado por la tienda de autoservicio Walmart.

Manufacturera de Aluminio de Querétaro S.A de C.V fue seleccionada como una de las mejores y le permitieron vender lámparas durante cinco semanas en todas las tiendas Walmart de Querétaro. Se vendieron todas las lámparas y en muy poco tiempo; por ello, la tienda de autoservicio inició una nueva relación comercial con la empresa de Héctor.

Pasaron más de cinco años de pruebas constantes, pero en 2011 Héctor logró ser proveedor de la tienda a la que hoy le vende cinco mil lámparas al mes.

Héctor Balbas cuenta con orgullo que sus lámparas se venden en todo el país, producto de su esfuerzo, el apoyo de su familia y la constancia de sus trabajadores más cercanos que jamás lo dejaron solo.

“En ese evento fuimos como 107 pequeños, grandes y medianos productores de Querétaro y cuando llegas a las entrevistas ves a gente que llegaba con sus jabones, estropajos, galletas, ropa y yo llegué con mis lamparas; creí que no me iban a comprar, hicimos la exposición y nos seleccionaron como uno de los mejores productos y nos dejaron vender en cinco tiendas; después de esas semanas, como el producto tuvo buena aceptación en la gente, hicimos otro tipo de contrato en donde vendimos formalmente en Aurrerá, Mi Bodega Aurrerá y las tiendas Walmart”, refiere.

“Afortunadamente, nuestro incremento en ventas es de un 25% anual, gracias a que la gente ha comprado el producto”.

Poco apoyo de empresas mexicanas

La empresa de Héctor Balbas produce lámparas que sirven para cualquier tipo de público y actividad, fabricadas por una planilla de 10 trabajadores.

Han tenido tanto éxito en Walmart que ha recibido invitaciones de tiendas mexicanas de autoservicio para adquirir sus productos, pero en condiciones muy distintas y desfavorables.

“Hubo otros apoyos similares por ejemplo de Soriana, pero la realidad es que para ellos nosotros servimos para pelearse con otras empresas, lo mismo con Chedraui y Comercial Mexicana, a pesar de que son tiendas mexicanas no es el mismo impulso ni el mismo apoyo. En el área de ferreterías, 90% de los productos son importados de China, en lugar de comprar productos mexicanos. Nos piden que demos el producto más barato de lo que se lo damos a Walmart aunque no veo que hagan eso con la Coca-Cola o Bimbo”, comenta Héctor.

Planes a futuro

El ingeniero Héctor Balbas está convencido de que todavía existen muchos nichos de oportunidad, por eso, a futuro, planea incursionar con sus lámparas en el ámbito de las granjas y la crianza de animales.

“En México todavía se permite dar calor a los animalitos a través de gas, en Estados Unidos, por ejemplo, está prohibido; nosotros podemos ofrecer ese mismo servicio con la pura iluminación de nuestras lámparas”, explica el ingeniero.

Aconseja a los nuevos emprendedores queretanos dedicarse a lo que aman: “Cuando pones tu propia empresa aprendes a ser capacitador, recursos humanos, barrendero, contador, de todo. Te creas una visión mucho más grande. Uno tiene que amar lo que hace, no se puede pensar sólo en el dinero, es uno de los objetivos principales, claro, porque se necesita, pero no puede ser lo más importante. Mi familia y mis trabajadores me apoyaron, fueron varios años de oscuridad. Cuando me quedé sin trabajo y vendía en los tianguis hubo gente que dijo ‘mira qué bajo llegó’, pero yo nunca he llegado bajo o alto, siempre he estado en el mismo lugar, trabajando”, afirma orgulloso el ingeniero queretano.

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