Janet Ortega Jauregui es instructora y dueña del estudio Nani's Pole Fitness. El hecho de ser ama de casa no le impidió invertir en su negocio y convertirse en emprendedora; ella considera que cuando alguien quiere sobresalir y tener su propia empresa, no hay nada que pueda impedírselo.

A un año abrir su estudio, Janet piensa que lo peor ya pasó, como la dificultad de conseguir alumnas, contar con la solvencia suficiente para pagar un sueldo a las maestras y salir adelante con los gastos básicos como renta y los servicios del local.

“Siempre he tenido espíritu de emprendedora”, dice Janet Ortega, ama de casa de 38 años, maestra de pole fitness y fabricante de trajes para practicar este deporte.

Espíritu emprendedor

Poco a poco ha crecido el espíritu de emprendedurismo que Janet lleva dentro. Inició con la venta de zapatos, después, siendo alumna de pole fitness inició con un pequeño negocio de trajes para practicar esta actividad, ahora surte vestuarios a otras academias de pole fitness y es dueña de su propio estudio.

“Toda mi vida he tenido ese deseo de emprender. Antes de abrir el estudio, inicié un negocio de ropa para pole, nosotros la diseñamos, la cosemos, surtimos a otros estudios y la tenemos a la venta”.

Ayudar a crecer

Como no le bastó con diseñar y coser trajes para pole dance o fitness, Janet decidió dejar de ser alumna para convertirse en maestra y poner su propio estudio.

El proceso comenzó con charlas que tuvo con sus familiares, una vez analizados los riesgos y beneficios, invirtieron en pagar la renta del local durante un año, transformaron el lugar que antes fungía como cocina económica y comprar el equipo necesario para el nuevo negocio.

Nani’s es un estudio en donde no sólo enseñan técnicas para ejercitar el cuerpo a través del pole (o tubo como se conoce coloquialmente), es un espacio para que las alumnas crezcan en este deporte. Janet dice que la principal característica de su negocio es el buen trato hacia su aprendices.

“Siempre les digo a las maestras que tengo en el estudio, que deben ser atentas con las alumnas, que las cuiden, procurar que se sientan bien, porque a veces pagan por desestresarse; si una chica viene y ve malas caras o malos tratos, eso no me gusta. Así sea la mejor maestra, tiene que tratar bien a las alumnas. Esa es la idea de Nani’s, que la gente se sienta a gusto de estar aquí.

“Yo viví una situación así en otro estudio, se da mucho formar grupos, eso es muy incómodo, no permito esas cosas. Si las chicas quieren crecer yo debo ayudarles en otros estudios, pero si quieres ser maestra ya no te enseñan igual, yo soy todo lo contrario, si alguien quiere irse o ser maestra, para mí le da prestigio al lugar”, comenta.

Problemas inesperados

Para Janet, la complicación más grande fue la separación de su rutina como ama de casa y emprendedora. Fue un aspecto en el que, asegura, el apoyo de su esposo y sus hijos de 18, 17 y 12 años, fue fundamental.

“Lo más difícil fue desprenderme de la rutina de ama de casa, para mis hijos fue difícil, pero también era mi sueño, tuve que encontrar un equilibrio. Ya mis hijas se involucran en el negocio y cuando están aquí me ayudan”, comenta.

La emprendedora revela que en los primeros meses el negocio tuvo pérdidas económicas, sus primeras dos alumnas llegaron cuatro meses después de la apertura.

“A los cuatro meses estuve a punto de cerrar el negocio porque ya no podía. Empecé a pensar a quién traspasar el local. Los primeros días llegaba, abría, ponía algo de música y me salía a volantear. Al principio mis amigas tomaban clases para que la gente viera movimiento en el lugar, así fueron tres o cuatro meses, porque los primeros meses no tenía clientes.

“Fue a los cuatro meses cuando llegaron mis primeras dos alumnas; cuando empiezas con tu propio negocio tienes dudas, no sabes si te equivocaste en iniciar el negocio. Por ejemplo, cuando montamos el estudio me pasaba todo el día aquí, a veces hasta sin comer y no me importaba, los asuntos de familia eran difíciles”, precisa.

Aunque Janet Ortega realizó un proyecto aparentemente detallado de lo que implicaría convertir un local de cocina económica en un estudio de pole fitness, ubicado en la Plaza Cristal, sobre Avenida Pie de la Cuesta número 104, menciona que surgieron problemas inesperados que tuvo que resolver casi al instante. En su caso, la contratación de maestras antes de tener alumnas.

“Salen cosas o problemas que no planeabas, gastos inesperados. Por ejemplo, pensé en montar todos los poles, pero no pensé en que necesitaba un mueble, sillas para las alumnas, colchonetas para la protección, etcétera. Lo que me afectó mucho es que contraté a maestras sin tener gente, estuve pagando cuatro meses de clases, las maestras prácticamente venían y se sentaban porque no tenían alumnas.

“Además cuando me involucré con las dueñas de otros estudios me di cuenta que los sueldos que yo daba eran muy elevados. Son todos esos detalles que no contemplas”, explica.

Planes a futuro

A pesar de las dificultades que Janet ha encontrado en el camino desde que es emprendedora, dice que está más entusiasmada que nunca con la idea de hacer crecer su negocio. Planea ampliar el espacio y tener un área específica para las demás actividades que practican en Nani’s, como contar con un área para ritmos latinos y una más para twerking.

A las personas que contemplan la idea de iniciar en el emprendedurismo, les aconseja tomar riesgos.

“Si no te das la oportunidad, si no tomas el riesgo, nunca te enteras de lo que eres capaz. Tiene que ver el amor y el entusiasmo que tengas en tu trabajo. Puedes ser millonario y tener mil locales, pero si no haces las cosas con gusto, la gente no es feliz en ninguno de tus negocios”, comenta.

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