Con ocho habitaciones disponibles para hospedaje, Mauricio Quibera busca competir contra las grandes cadenas hoteleras instaladas en Querétaro. Originario de San Luis Potosí, este joven emprendedor vio en la ciudad un nicho de oportunidad para incursionar en el sector hotelero mexicano.

Hace algunos años recorrió las calles del estado de Querétaro y se encontró con una casona en venta que llamó su atención; a la postre, el inmueble se convirtió en su nuevo proyecto, “La casona de las flores”.

Se trata de un hotel-galería ubicado en el Centro Histórico de la ciudad, en el que a través del hospedaje se busca anclar a artesanos y artistas mexicanos.

El establecimiento se disfruta visualmente. Su decoración incorpora elementos de cartonería, latón, barro negro, cojines oaxaqueños, muñecas otomíes y otros artículos que en su mayoría se venden al público.

Mauricio considera importantísimo que los mexicanos conozcan y disfruten de México y la cultura nacional, por lo que a través de su hotel busca que los huéspedes se vayan inspirados y contagiados del folclor mexicano.

Pilar económico.

Según el Anuario Económico Municipal 2016, al cierre de 2015 se contabilizaron 142 hoteles en Querétaro, con una oferta total de 8 mil 447 habitaciones disponibles. Las cifras muestran un crecimiento municipal de 6.8% en el número de establecimientos y de 7% en cuanto a habitaciones, con relación a 2014.

La mayor oferta de cuartos se concentra en 36 empresas que pertenecen a la categoría cinco estrellas, mismas que suman 3 mil 235 habitaciones. En la categoría cuatro estrellas se registraron 37 empresas que suman 2 mil 983 habitaciones; mientras que 22 empresas son clasificadas con tres estrellas. En esta categoría la oferta es de 841 habitaciones.

Con dos estrellas se clasifica a 10 empresas que ofertan 370 habitaciones, mientras que otras 10 cuentan con una estrella y una oferta de 262 habitaciones.

Con 756 cuartos disponibles, 27 empresas se clasifican como hoteles de clase económica, entre los que se encuentran hostales, suites y establecimientos de tiempo compartido que operan en el municipio de Querétaro.

En 2015 el municipio registró la llegada de 2 millones 203 mil 940 turistas noche cuya estadía promedio fue de 1.9 noches. En el año en cuestión, el coeficiente de ocupación hotelera fue de 55.8%.

En el hotel de Mauricio seis familias dependen de este negocio, y su funcionamiento diario representa su principal ingreso económico.

Quibera es abogado de profesión y con este proyecto incursionó en la rama turística. Actualmente ejerce en el estado de San Luis Potosí, y a menudo viaja a Querétaro a visitar su negocio. Le gusta atender personalmente a sus huéspedes y apuesta a mejorar constantemente el servicio que se ofrece en el lugar.

Cuando se trata de hacer compras siempre busca irse con negocios pequeños y artesanos mexicanos, antes que acudir a los grandes distribuidores o galerías de arte.

“Estando en San Luis Potosí empecé a ver a Querétaro como un nicho y un área de oportunidad para todos los que quieren incursionar en cualquier rama. Creo que es una ciudad de oportunidades”, comenta.

La casona estaba en ruinas antes de que Mauricio iniciara con un plan de remodelación. Tenía tres años deshabitada, y aunque en una visita a llamó la atención del joven, mientras caminaba por la Avenida Universidad, su compra se concretó luego de que una agencia inmobiliaria le hizo una propuesta formal.

El lugar tenía poco más de tres años abandonado, pero era grande y estaba bien ubicado. Inicialmente Mauricio pensó en alquilar cuartos a estudiantes, pero luego se percató del potencial del inmueble.

Había tenido la oportunidad de viajar al extranjero, y el abrir un hotel era algo que le inquietaba desde hacía tiempo. El proyecto que visualizó en aquel inmueble de la Avenida Universidad debía representar a México y a su cultura. El establecimiento abrió sus puertas al público en marzo de 2016.

Trato especial

“Aquí los huéspedes se vuelven parte del hotel”, afirma. El equipo de ‘La casona de las flores’ ha dispuesto un servicio de café en el vestíbulo del edificio para acompañar la charla que Mauricio concede a este medio.

En la mesa de centro resalta una jarra cafetera, dos tazas, un par de platos y un servilletero amarillo decorado con flores de vivos colores que en distintas formas y tamaños rodean el nombre del establecimiento resaltado en letras azules.

Decenas de artesanías decoran la sala y paredes del hotel. Hay cartonería, latón, bordados, piezas de barro negro, soles de colores, cojines con flores, piezas de cerámica, muñecas y máscaras, entre otras… La representación del árbol de la vida se repite en diferentes figuras.

Mauricio explica que en el lugar se da oportunidad a artesanos y diseñadores locales para que expongan sus productos. Comenta que en su mayoría está todo a la venta, a excepción de algunas piezas que han sido obsequiadas a los anfitriones y no tienen un valor monetario pero sí sentimental, éstas son parte de la decoración.

Muchos confunden ‘La casona de las flores’ con un museo, y algo tiene de eso. Cada que Mauricio viaja por el país, adquiere artesanías de distintas regiones y luego les encuentra algún espacio en las paredes del edificio.

Su estrategia para abrirse paso en el sector hotelero es la atención, dice. “Buscamos darle un trato especial a los clientes. La gente lo que quiere es un servicio de calidad que sea humano”.

El trayecto

Quibera expone que el arranque el negocio no fue sencillo. La primera cuestión con que se encontró fue con el pago de distintos impuestos a nivel municipal y estatal, además de que retener al personal también ha sido difícil.

“Luego fue que la gente volteara a vernos. Uno como emprendedor piensa que va a ser fácil, y no es así. Cuando tienes un negocio pequeño el presupuesto para la difusión es corto, pero estamos muy contentos porque ya tenemos clientes recurrentes. Entramos a internet y las redes sociales nos han ayudado mucho”, expresa.

‘La casona de las flores’ promociona sus ocho habitaciones a través de páginas como Facebook, Instagram y TripAdvisor. Una es doble y las siete restantes son estándar. El precio promedio por noche es de 675 pesos, costo que incluye habitación, jacuzzi, un desayuno continental y el uso del estacionamiento.

En el tiempo que el lugar lleva de operación el principal mercado ha sido nacional, aunque a menudo reciben la visita de clientes israelíes, iraquíes, rusos, filipinos, irlandeses e ingleses, por mencionar a algunos.

Mauricio señala que esta es una etapa inicial del proyecto, ha pensado abrir más sucursales en otras ciudades de la República Mexicana, todas con el mismo concepto.

A futuro planea incluir exposiciones de arte y de diseñadores urbanos. De hecho, en las instalaciones del lugar se han impartido talleres de bisutería, se han presentado libros y se han realizado diversas sesiones de fotografías con artistas locales.

“Algo importantísimo es que el turista mexicano disfrute de su país. Queremos que vengan y que disfruten el servicio, un café de olla y una buena charla. Muchos eligen este lugar porque está lleno de artesanías. Mucha gente dice: me recordó mi infancia. La gente viene y recuerda muchas cosas, eso es lo que buscamos: ser parte de una inspiración”, destaca.

¿Por qué Casona de las Flores?

“Me gustan las flores y el color. La idea de toda la pintura y el nombre del hotel viene de las flores”, confiesa.

Ante el tamaño de la industria hotelera, Mauricio se considera un nano empresario. No obstante, apunta que la diferencia entre su negocio y el resto de los establecimientos está en el trato que se le brinda a las personas.

“Hay que ser una persona de decisión y arriesgarse a hacerlo”, dice. Su mayor satisfacción ha sido ver a los huéspedes satisfechos.

La página oficial de este hotel dirigido a mexicanos, es www.hotelcasonadelasflores.com. El teléfono de contacto del lugar es el (442) 5891322. En la red social Facebook se les encuentra como Hotel Casona de las Flores.

Google News

TEMAS RELACIONADOS