Sandra Guzmán, la primera científica mexicana que irá a la Antártida, dijo a Efe que su objetivo es estudiar desde diferentes prismas los efectos del cambio climático para comunicar correctamente la información y generar acciones que combatan la problemática.

La también activista ambiental desde hace más de 15 años se mostró orgullosa de su rol como única mexicana de esta expedición de 78 mujeres que pretende, a través del estudio de este territorio, dilucidar "qué tipo de acciones hacen falta para atender el problema a nivel global".

Este sábado 17 de febrero, las mujeres seleccionadas por el programa Homeward Bound partieron al gélido territorio en el que comenzarán visitando varios centros de operación de diferentes países para ver "cuáles son los avances en la investigación".

Uno de los principales problemas que advirtió la experta fue la falta de pericia a la hora de comunicar a Gobiernos y sociedad civil la cantidad ingente de información que se está recabando en estas bases.

"Hay mucha información que se está generando en la Antártida pero no toda esta información es pública", aseguró la fundadora y coordinadora del Grupo de Financiamiento Climático para Latinoamérica y el Caribe (GFLAC).

Por ello, la experta quiere identificar "estos vacíos en términos de información" y comunicarlo a mandatarios internacionales, "empezando por el presidente" de México, Enrique Peña Nieto.

La Antártida es un territorio del que se sabe poco, está compuesto por 90 % de hielo y tiene las mayores reservas de agua dulce del planeta, entre un 70 y 80 %.

Esta inabarcable extensión helada "ayuda a regular el clima", haciendo contrapeso al calentamiento global. Lamentablemente, se derrite de manera acelerada y "en los últimos años se ha detectado una fuerte debilitamiento de los hielos".

"Si sigue aumentando la temperatura, la antártida no va a ser suficiente para balancear el clima", advirtió.

Otra de sus preocupaciones es la muerte de especies endémicas, como en el caso de los pingüinos, de los que cada vez se registran más casos por inanición provocada por la falta de alimento.

Con el aumento de la temperatura mueren algas que alimentan a los peces y estos a su vez alimentan a los pingüinos no solo en la Antártida, sino en otras partes del mundo.

Esto se entiende a partir de la base de que "todas las especies están conectadas con otras de una manera u otra", por lo que estos fallecimientos son producto de una alteración de la cadena alimentaria y reproductiva provocada por el cambio climático.

"Aunque pensamos en la Antártida como aquel continente lejano, está íntimamente relacionado con lo que hacemos en cualquier lugar del mundo", apuntó.

Por tanto, la experta asistirá con el objetivo personal de "conocer más cómo estas especies están siendo afectadas y cómo esto afecta a la cadena alimenticia".

Sobre la labor de las mujeres en la comunidad científica y en especial en las acciones que hacen frente al cambio climático, comentó que el sexo femenino tiene "ideas innovadoras para ver los problemas de una manera diferente".

"Como mujeres tenemos un sentido más estricto de la protección que los hombres y eso es algo que nos caracteriza, compartimos más una visión colectiva", reflexionó, muy convencida del potencial de este pensamiento como arma de defensa ambiental.

Durante tres semanas la activista deberá hacer frente a las temperaturas heladas y a los miedos en una expedición que consideró esencial para el desarrollo de las mujeres en la ciencia y para detener el cambio climático, un problema real que avanza a velocidades preocupantes.

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