Los antropólogos Bolfy Cottom y Aída Castilleja, secretaria técnica del INAH, coincidieron en la necesidad de crear un registro de los diseños artesanales y textiles que funcione como un instrumento de protección.

Más que objetos para satisfacer la curiosidad o el morbo del público, los restos humanos o cadáveres momificados deben tratarse como piezas culturales y su exhibición debe contemplar un propósito científico o educativo, coinciden antropólogos.