La Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) se sumó al pronunciamiento que hicieron diversas instituciones de educación en contra de la violencia hacia las mujeres, que actualmente prevalece en México.

Teresa García Gasca, rectora de la UAQ, dijo que las universidades privadas y públicas de la República Mexicana están manifestando su indignación y agravio por la violencia contra las mujeres que no cesa, sino que hoy aumenta.

“Llamamos a los tres poderes y a los tres órdenes de gobierno, particularmente en los municipios y estados donde habiéndose declarado alerta de género hoy se reconoce un recrudecimiento de la violencia, a establecer políticas que reviertan estos índices”.

Recordó que recientemente, el asesinato de Guadalupe Martínez Aguilar, en su centro de trabajo, en una institución educativa en el municipio de Emiliano Zapata, Veracruz, visibilizó la vulnerabilidad de los espacios educativos.

Es escalofriante, dijo, constatar que vivimos en “tierra de nadie”: dejamos que las cosas crecieran desde la década de los noventa en Ciudad Juárez, asumiendo que estaba muy lejos y que eso solo les pasaba a “mujeres de estratos humildes”, en una lógica enferma, discriminatoria, racista y clasista que las consideró desde entonces “cuerpos prescindibles”.

Dejamos pasar la violencia, tanto la sociedad mexicana en su conjunto como los gobiernos municipales, estatales y federal. Redactamos leyes, nos adherimos a convenciones y tratados internacionales, pero no cambiamos las cosas. El país, como un gran vidrio se resquebrajó en su norte y a nadie se le ocurrió pensar que, como consecuencia del abandono de las mujeres asesinadas en el norte, el vidrio seguiría resquebrajándose hasta destruirse el territorio entero. Hoy pasa en todos los espacios, también en nuestras universidades y a mujeres de todas las clases, niveles, formaciones, extractos.

Señaló que hay que defender a las alumnas, quienes ni en tiempos normales pueden salir de sus casas para ir a la universidad, tomar el transporte público, cruzar las calles, sin el miedo a que esto les pase a ellas; o, muy lamentablemente, vivir en el propio espacio universitario situaciones de acoso u hostigamiento. “Pensamos en nuestras maestras, en nuestras compañeras de las áreas administrativas y de intendencia; pensamos en nosotras, en nuestras alumnas y en nuestras hijas. ¡Ninguna está libre de ser víctima de esta violencia!”, señaló; Redacción

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