La familia es el bálsamo que puede revertir los índices de suicidios y evitar situaciones como la que ocurrió en Los Arcos, estimó el obispo emérito Mario de Gasperín Gasperín, tras oficiar su primera misa como administrador diocesano.

“Uno siempre recurre a la familia, hasta de mayores. Siempre, cuando estamos enfermos o tenemos algún problema, recurrimos a la familia, y la familia siempre es un bálsamo”.

Duele mucho cuando un joven llega a una situación en la que quiere quitarse la vida. El hecho provoca una tristeza muy grande.

El suicidio es una de las difíciles circunstancias a las que se enfrentan los mexicanos, pues el temor “ronda por todas partes”, dijo.

Respecto a su labor como administrador diocesano, indicó que los fieles laicos deben ayudar a transformar a México en un país mejor.

Rechazó que durante su periodo vaya a revisar el proyecto para la construcción de la nueva catedral, toda vez que esa será un labor de la que deberá ocuparse el nuevo obispo, en cuanto sea nombrado por el papa Francisco.

También estimó que la labor que realizó como obispo por más de 20 años fue lo que llevó a que el Colegio de Consultores de la Diócesis de Querétaro lo nombrara administrador diocesano. “Creo que por eso me pusieron, ¿verdad? Porque estuve 23 años subiendo y bajando por toda la Diócesis”.

Urgió a los fieles acordarse de Dios en su vida diaria. “Con nuestra vida, ustedes, hermanos fieles laicos, consagran el mundo; van transformando en la medida que llevan en su carne la vida de Dios, la gracia de Dios, los sacramentos de Dios, la palabra de Dios. En la medida que vamos acercándonos al modelo transformado y transformador, que es Jesucristo, vamos transformando la creación entera, el mundo entero”, finalizó.

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