Al menos 32% de las mujeres indígenas que trabajan lo hacen sin obtener alguna remuneración económica, mientras que 93 de cada 100 mujeres no tienen acceso a seguridad social, denunció la coordinadora nacional de Programas de la Red de Integración Indígena, Ana Lilia Ramírez, dentro del foro “Participación de la Sociedad en la Prevención y Solución de la Violencia”.

Las mujeres en el campo trabajan 89 horas a la semana aproximadamente, pero la diferencia con los hombres es que “ellas trabajaron antes en su casa dejando la comida hecha y para llevar alimentos al campo”; y después, nuevamente en su casa, para dar de comer a la familia, puntualizó la investigadora.

En cuanto a la carencia de seguridad social, Ana Lilia destacó que se debe a que los centros de salud están muy alejados, aunado a que sufren discriminación por su vestimenta o por su aseo personal.

“Los tipos de violencia a la que se enfrentan las mujeres en el medio rural, principalmente es la violencia económica, cuando se les restringe para subsistir, pues las mujeres se creen incapaces de subsistir fuera de casa solas, por la desvalorización en la que se encuentran y prefieren permanecer dentro de ese círculo de violencia”, puntualizó la coordinadora.

Cabe destacar que de acuerdo con los datos presentados por la especialista, en México 13 millones de mujeres viven en comunidades rurales, de las cuales, la cuarta parte de ellas viven en pobreza extrema; aunque ninguna es dueña de las tierras que trabajan porque generalmente son heredadas a los hijos varones.

Por otra parte, en lo que respecta al área urbana, de los más de 2 millones de habitantes en la entidad, un millón 044 mil 936 son mujeres y 78% viven en áreas urbanas; por lo que la violencia física y psicológica se transforma de diferentes maneras, como las violaciones, la trata de personas, el acoso sexual, tanto en los hogares como en las escuelas y en el trabajo.

Anteriormente se registraba 26% de madres solteras en todo el estado, sin embargo, actualmente ha subido el porcentaje a un 28% las cuales “son mujeres que sostienen un hogar y que muchas veces se tienen que enfrentar al acoso, ha sido notorio el aumento en la proporción de mujeres víctimas de violencia”.

Por su parte la diputada organizadora del foro, Atalí Rangel Ortiz, destacó que a las mujeres que mayormente afecta la violencia, la pobreza y la marginación, son las que viven en un medio rural y en el campo, ya que el limitado acceso al trabajo remunerado, a la capacitación y a la educación son parte de los muchos retos que deben enfrentar.

“Es necesario el desafío de empoderar a estas mujeres, por lo que exhortamos al Congreso de la Unión a mantener el presupuesto destinado al campo, pues es ahí donde vive el 25% de la población total; además de que constituyen más de la mitad de la población rural femenina del país, cuya jornada de trabajo es de más de 12 horas dentro y fuera del hogar, esforzándose para proporcionar alimentación y subsistencia a sus familias”.

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