Cuerpos sudorosos, música a todo volumen y alegría, vivió el Parque Bicentenario, cuando alrededor de mil personas se dieron cita para participar en la Zumba Master Class 2017.

Bajo el arcotecho del Bicentenario, los participantes de la mega clase de zumba, ataviados con ropa deportiva, bailaban y se movían de acuerdo a la coreografía que los distintos grupos imponían.

La música iba desde dance, con su clásico “punchis, punchis”, hasta la salsa, la cual era recibida de buena manera por los participantes, quienes sudaban la “gota gorda” bajo el techo, pues a pesar de que detenía los rayos del sol del mediodía, el calor era intenso.

Mujeres y hombres, incluso niños, participan en la dinámica. Predominan las mujeres, pues la zumba, en los últimos años, se ha popularizado entre el sector femenino, que ve esta actividad como una manera divertida y sencilla de ejercitarse.

Sobre el escenario uno de los grupos, con su respectivo instructor, se mueve al ritmo del “punchis, punchis”. Un hombre, el instructor, y cinco mujeres, imponen la rutina de baile que siguen las aproximadamente mil personas que participan.

Abajo y detrás del escenario, se disponen los grupos que seguirán con la clase, pero de todos modos se mueven y bailan al ritmo de la música. Sonríen mientras bailan, haciendo gala de su condición física. Muchos de los asistentes, en tanto, ya sudan copiosamente y apenas alcanzan a levantar los pies, tratando de seguir los pasos de los instructores, quienes para motivarlos aplauden y los hacen aplaudirse para seguir con la clase.

Alrededor, algunos puestos de artículos deportivos ofrecen tenis, licras, camisetas, gorras, de todo para practicar esta disciplina que surgió a mediados de la década de los años 90.

Los participantes de los diferentes grupos, cuando no están bailando, toman fotos con sus teléfonos celulares o hacen transmisiones en vivo en sus redes sociales, para dar constancia de su participación en la mega clase.

Los participantes siguen llegando aún después de la hora de inicio de la clase, pues no hay un horario determinado para terminar, ya que además de esta clase, bajo el arcotecho del Bicentenario, hubo una clase de aqua zumba y una de zumba kids, para aprovechar el día y la reunión de todos los aficionados al ejercicio.

Aunque muchos ponen en duda la calidad de la zumba como ejercicio, la mayoría de los participantes lo hacen con alegría y parecen divertirse, al menos la mayoría.

Algunos de los participantes de la clase son adultos mayores, que siguen el paso de los jóvenes con cierta facilidad, pues los movimientos son rápidos. Una mujer mayor llega acompañada de dos hombres más jóvenes, quizá sus nietos, con quienes bromea sobre sus habilidades en la disciplina, para posteriormente incorporarse en las primeras filas de los asistentes y comenzar a ejercitarse.

Atrás del escenario hay una lona que sirve como escenografía. Detrás de la misma, una mujer “calienta motores”. De frente a la lona, hace movimientos de cadera, levanta los pies y los brazos, mientras su cabello largo, negro y ondulado se mueve de un lado a otro. Minutos después entra en acción al escenario, donde acompañada de otras mujeres, ejecuta una rutina a ritmo de reguetón.

Atrás de la clase, sobre las mesas que se ubican en esa zona para los paseantes, familiares de los participantes en la clase los esperan. Algunos comen tostadas con nopales, de esas tradicionales hechas con maíz azul, así como papas a la francesa, hot dogs, o chicharrones, antojitos acompañados, en algunos casos, con cerveza light, por aquello de las calorías.

A un costado, en una de las áreas verdes, otros de los acompañantes de los “zumbadores” esperan recostados bajo las sombras de los pequeños árboles, o bajo la sombra que da la lona que cubre parte del arcotecho.

La temperatura se eleva en el Bicentenario. El sol cada vez calienta más y los participantes de la mega clase ya sudan a ríos, pero no paran de bailar y moverse. Algunos otros, luego de poco más de una hora de clase, se toman un descanso para rehidratarse. Aprovechan para saludar a sus conocidos que están en el lugar y que también toman parte del evento.

En otras áreas del parque no se ve mayor movimiento. Todo se concentra en la clase de zumba. En la zona de juegos infantiles se ve a unos cuantos padres de familia que cuidan a sus hijos que están en las atracciones.

En el Herpetario los visitantes son pocos, pese a que siempre la exhibición de animales vivos será atractiva, principalmente para los más pequeños. La cancha de futbol luce vacía, y sólo en la zona de albercas se escucha a los lejos que hay presencia de personas.

Cuando los visitantes del parque llegan, la gran mayoría van a la clase. Se nota por la indumentaria deportiva que portan: licras, camisetas y tenis. La sencillez en la práctica de esa actividad la ha popularizado desde hace 20 años, y cada vez son más quienes la llevan a cabo, pues al tiempo que queman calorías, pueden divertirse bailando.

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