“¿Aquí lloró la virgen?”, pregunta la gente que se acerca a los altares de Dolores que se instalan afuera del antiguo Palacio Municipal.

Quienes están en los mismos responden: “Sí, aquí lloró” y acto seguido, les brindan un vaso de agua de limón con chía, en una tradición que se conserva en Querétaro a pesar del paso del tiempo y la modernidad.

La delegación Centro Histórico, frente al Jardín Guerrero, es escenario para la instalación de estos altares de Dolores que realizan y montan los diferentes barrios de la ciudad, además este año, por primera vez, el mercado Escobedo es invitado.

La ceremonia se lleva a cabo al interior del edificio gubernamental, donde se instalan altares de los barrios y un altar mayor, que ocupa el centro del patio central.

Autoridades civiles y religiosas se unen para la celebración, pues los altares de Dolores, aunque tienen su origen en la religión, ya forman parte del legado cultural del pueblo queretano.

Se hace presente el obispo de la Diócesis de Querétaro, Faustino Armendáriz Jiménez, acompañado de otros sacerdotes, así como el cronista del estado de Querétaro y la capital, Andrés Garrido del Toral, así como el delegado del Centro Histórico, Agustín Luna, quienes escuchan atentos a Valentín García Márquez, jefe del Departamento de Patrimonio y Servicios Culturales de la capital, explicar la historia de los altares.

“Algunas personas quizá se estén preguntando porqué en un edificio público se encuentra un altar de Dolores. El patrimonio cultural se entiende en tres partes: el material, que son edificios como este; natural, que son las reservas de la biósfera, y el inmaterial, que incluye algunos ritos y costumbres, algunas danzas también”, explica.

El patrimonio inmaterial incluye tradiciones y costumbres, rituales, conocimientos naturales, explica a los presentes, y que también incluyen los ritos de culto, por ello la presencia de autoridades eclesiásticas y civiles.

Casi todos los barrios de la capital están presentes en la exposición de altares, como El Tepe, San Agustín del Retablo, San Gregorio, entre otros. Muestran la elaboración tradicional con naranjas agrias, manzanilla, banderas doradas, papel color morado, maíz, trigo tierno, todo coronado por la imagen de la Virgen de los Dolores y en el caso de algunos con un crucifijo.

García Márquez explica que el motivo principal de esta celebración es acompañar a la virgen María en su dolor por la pasión de Cristo. Parte esencial de los altares, que tiene su origen en la religión, es la representación de un corazón con siete flechas, que representan los siete dolores de María.

El funcionario apunta que al nuevo mundo la celebración llega a través de los sacerdotes franciscanos, dándola a conocer a los indígenas recién conversos, a través del teatro litúrgico, pues como no se hablaban bien los idiomas americanos, se les explicaba de esta manera la liturgia.

Recuerda que en la colonia las familias de la capital de la Nueva España y del Bajío mostraban sus “incendios”, altares llamados así por la cantidad de veladoras y velas que ponían en los mismos y que alcanzaban a iluminar hasta la calle, tradición que se prohibió tiempo después, por el riesgo que conllevaba prender tantas veladoras.

En tanto, el obispo Armendáriz señala que si bien es cierto que se conmemora una celebración religiosa, el antiguo Palacio Municipal representa un lugar importante para los queretanos y que esta celebración es importante por ser parte de la expresión cultural y religiosa de la población.

El obispo, quien apenas termina el acto protocolario, sale del edificio para partir a Soriano, donde encabezará la liturgia en la Basílica de Soriano, donde se encuentra la Virgen de los Dolores, patrona del estado de Querétaro.

Alejandra Chávez y Guadalupe Gasca, locatarias del Escobedo, dicen que por tradición la colocación del altar de Dolores en el mercado ya lleva mucho tiempo, pero en esta ocasión los invitaron a formar parte de la exposición en el centro, siendo el primer año que toman parte. Sin embargo, en Escobedo hay otro altar.

Alejandra explica que piden apoyo a todos los locatarios de Escobedo, pero es la mesa directiva de ese centro de abasto quienes se encargan de sumar los esfuerzos para su elaboración.

Las mujeres explican que desde una noche anterior armaron el altar, para que estuviera listo el viernes por la mañana, para la inauguración oficial. Fueron cuatro horas en armarlo, aunque el organizarse fue una semana.

Alejandra dice que el altar está compuesto de trigo, naranjas agrias, banderas blancas, doradas y moradas, manzanilla, además de la imagen de la Virgen de Dolores; todo es importante porque tiene su significado, agrega.

En la puerta del ex Palacio Municipal se colocan mesas a los costados. De un lado, se ponen las mesas con los barriles de vidrio llenos de agua de limón con chía y de horchata. Del otro lado, una mesa con un cesto grande tiene los panes que también son repartidos a quienes llegar a observar los altares.

En Plaza de Armas también se lleva a cabo la inauguración de un altar de Dolores, elaborado por el Patronato de las Fiestas del Estado de Querétaro.

A un costado, tres mujeres reparten el agua, al tiempo que dan un ramito de manzanilla, que representa el sabor agrio-amargo de la vida cotidiana.

No lejos de ahí, en el templo de La Congregación, también se instala un altar, en donde dos mujeres refrescan a los fieles que llegan hasta el lugar. En el aire se respira ya la Semana Santa.

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