El Nieto del Halcón Negro tuvo una infancia dura. Sus padres tenían problemas de adicciones y él, como medio de escape a la dura realidad que enfrentaba en su niñez, se refugió en la lucha libre, en ver y leer de sus ídolos. “No fui un niño como todos… la lucha libre me ayudaba a olvidar todo lo que pasaba en mi vida”, afirma.

En julio de 2015, debutó como profesional, con 22 años de edad, “demasiado tarde” le decían algunos; pero, para él, la lucha inició desde niño.

“He luchado con muchos problemas. Desde muy niño tuve problemas muy fuertes en mi vida. Mi madre tuvo problemas con las drogas, mi padre también. Entonces sufrí mucho a causa de eso. No fui un niño como todos hubieran querido. Cuando veía la lucha libre me hacía olvidar todo lo que pasaba en mi vida”, narra Nieto del Halcón Negro.

Se prepara en el vestidor de la Arena Querétaro, a un lado de un nicho de la Virgen de Guadalupe, mientras platica parte de su historia.

“Con el tiempo crecí, mi vida va siendo distinta. Empiezo a crecer y se me va la lucha libre. Tengo también problemas con adicciones, de hecho entré a un anexo, mi familia me metió, porque ya estaba muy mal. Pasado en tiempo me pregunté qué quería hacer de mi vida”, dice.

Luego de solucionar todos sus problemas, se olvidó de todo lo que había pasado y perdonó a su familia, pidió perdón a Dios y decidió incursionar en el deporte del pancracio.

Se calza las botas. Aprieta el calzado, lo ajusta, pisa un par de veces y comprueba que está bien ajustada.

“Todos me decían que no la iba a hacer, que estaba muy grande, que era para empezar más chico… y ahora voy para dos años y, la verdad, esto es mi vida, no lo pienso dejar y es todo para mi. Me hace ser una mejor persona. Desde que entré ha cambiado mucho mi forma de ser, de pensar”, indica.

Su voz cambia cuando recuerda que su madre se suicidó hace cuatro años y que a su padre lo asesinaron cuando él tenía 12 años, “pero yo sé que siempre [están] aquí en la arena viéndome luchar”, apunta.

Recuerda a su abuelo, Halcón Negro, con quien no pasó mucho tiempo, pues vivía en la Ciudad de México, pero desde chico quiso ser Nieto.

Llevar sus dos identidades, la de luchador que sobre el ring da todo y la de un ciudadano común y corriente, que trabaja y lleva una vida normal, no le cuesta ningún esfuerzo a este gladiador moderno, que emociona con sus lances y llaves.

“Para mí no es nada difícil, para mí es un gusto y cuando estoy en la arena, soy feliz, soy la persona que siempre quise ser de niño, para mí es una felicidad enorme”, subraya.

Dice que por lo regular lucha de dos a tres veces por semana y no sólo en Querétaro, pues en ocasiones sale a San Luis Potosí, Celaya y Oaxaca, en donde dice que no le fue tan bien, pues la gente no lo conocía, pero fue a presentarse como profesional.

El luchador se ajusta la máscara. Pasa las manos por la capucha negra, con un la silueta de un halcón.

Se sienta en una de las bancas de manera, inhala y dice: “Sí, sí es muy difícil ser luchador en México. La verdad, no cualquiera. Hay personas que piensan que esto es fácil, que se van a meter a entrenar y que de la noche a la mañana van a ser luchadores, y no. Cuesta mucho y no cualquiera. He visto a mucha gente que dura una semana, o un mes y dicen que esto no es para ellos y se van”.

Asevera que entrena con muchos luchadores, debe alimentarse bien, así como asistir al gimnasio de manera regular. Los entrenamientos son cuatro veces a la semana o diario, dependiendo si tiene un evento.

Dice que, como en toda profesión, en la lucha libre se llegan a forjar amistades, aunque eso no impide que salgan a relucir diferencias en peleas “extra ring”: “Con unos me llevo muy bien. Con otros, no tan bien y con otros de plano no les caes bien [risas], pero es como todo”.

La lucha libre, mitad deporte, mitad espectáculo, no está exento de lesiones. Nieto lo sabe, pues en varias ocasiones ha sufrido algunos golpes “bien dados”.

A toda la gente que dice que la lucha libre es “circo nada más”, la invita a que “vengan a entrenar, para ver lo que es en realidad, porque muchos pueden hablar, pero no saben en sí lo que es. No cualquiera [aguanta]”.

Para Nieto del Halcón Negro este deporte es parte de su felicidad y sostiene que en un futuro se ve como un grande la lucha libre.

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