Son pasadas las siete de la mañana en Jurica Pueblo y Jurica Campestre, dos localidades ubicadas en la delegación de Santa Rosa Jáuregui en la ciudad de Querétaro, separadas por la modernidad de la clase media alta y la pobreza de las comunidades.

Son las últimas semanas de otoño y el frío se cuela en el cuerpo de aquellos que se alistan para ir a la escuela y aquellos que deben prepararse para ir al trabajo. Una iglesia, ubicada en la frontera entre Jurica Campestre y Jurica Pueblo, es uno de los tres puntos de encuentro para los que deciden, como parte de su trayecto a la escuela de la zona “John F. Kennedy”, dejar de lado el automóvil y marchar a pie o en bicicleta.

Como parte del programa “Escuelas Promotoras de la Movilidad Sustentable”, implementado por las autoridades capitalinas, la Asociación de Colonos de Jurica y el Comité de Vialidad de esta localidad, se programó, por tercera ocasión, hacer este ejercicio con los estudiantes de todos los niveles de la institución.

Al punto de encuentro se acerca una camioneta gris. Un niño de aproximadamente ocho años baja del coche con una bicicleta para esperar la hora de salida. Los minutos avanzan y mientras, los padres de familia llevan a sus hijos en sus autos al punto de reunión. Otro grupo de jóvenes, adolescentes, corren para utilizar otro medio de transporte: una de las rutas del colectivo que pasa por la zona y que está a punto de irse sin ellos.

Los minutos pasan y a las siete y media, el contingente que se dirigirá a la escuela, debe avanzar si es que quiere llegar a tiempo. Además de la iglesia de Jurica Campestre, el centro comercial Urban Center y la esquina de las calles Robles y Pinos son los puntos de encuentro para el resto de las familias.

Gran respuesta

Arturo Rosales, director del Transporte Escolar Gratuito de la secretaria de Movilidad del municipio de Querétaro, estima que alrededor de 300 familias se han sumado al ejercicio, de una población de más de mil.

“Tiene que ver con este programa de escuelas promotoras donde incentivamos la llegada a pie, en bicicleta y compartir el auto, así como la capacitación con el personal del Colegio para dar vialidad en las cercanías”, explica.

Un grupo de seis personas, están listos a las siete y media para dirigirse hacia el colegio de la clase media alta queretana. Los menores utilizan cascos y en la mayoría de los casos, son acompañados por sus padres, vestidos con leggings y chamarras para cubrirse del frío.

Un niño de menos de cinco años de edad, acompaña a sus hermanos. Va a bordo de un pequeño carro jalado por la bicicleta de su padre.

La hora de salida arranca y el grupo de ciclistas, avanza. Mientras que el contingente se dirige por una ciclovía instalada sobre la banqueta, otros chicos se suman a la fila de bicicletas, provenientes de otros caminos. Por el esfuerzo de sus rostros, han pedaleado trayectos más largos que el resto.

La escuela John F. Kennedy está aproximadamente a dos kilómetros de distancia de los puntos de encuentro. No obstante, mientras que algunos niños andan solos con su bicicleta, algunos padres se niegan a dejarlos y pese al objetivo de desincentivar el uso del automóvil, los siguen con sus coches o camionetas a lo largo de trayecto.

Rosales explica que este ejerció se realizó por primera vez el 22 de septiembre, en el marco de la celebración del día internacional sin auto. “Son primeros ejercicios que nos van a servir para cambiar estos hábitos que mencionábamos, con la intención de poder disminuir el tráfico de automóviles a la llegada y la contaminación”.

“Una vez que nos bajamos del auto, estamos propiciando unas mejores condiciones climáticas para nuestra ciudad, nuestro país y obviamente para nuestro planeta. El tema de medio ambiente es fundamental para el uso racional del automóvil”, añade.

Aunque la escuela John F. Kennedy es la primera en realizar este ejercicio, Rosales asegura que dicha actividad busca replicarse en otras instituciones educativas. Las escuelas públicas Bicentenario de la Independencia y Cuitláhuac, al igual que la escuela privada Helen Parkhurts, son las siguientes programadas en el calendario para replicar el ejercicio el tercer viernes de enero.

Mientras se acercan los minutos a las ocho de la mañana, hora de entrada de los menores al Colegio, la cantidad de niños y padres de familia que se acercan a la escuela se multiplican y también los vehículos; camionetas Lobo, Nissan X-trail y Audis, por mencionar algunas.

La escuela, ubicada en un circuito aledaño a la avenida Paseo Jurica, da entrada a menores de diferentes edades y familias proveniente de diferentes destinos. Hay bicicletas de madera y sin pedales para los menores de cuatro o cinco años, hasta bicicletas todo terreno.

Estos tipos de bicicleta, contrastan con el medio de transporte de otro chico que se dirige en sentido contrario. El pantalón de mezclilla y una playera contrasta con la marca de los vehículos y las casas de la zona. Por la ligereza de su paso, la bicicleta para él, parece ser un medio de transporte cotidiano.

1% de los queretanos usan bicicleta

Sólo entre el .7% y el 1% de la población queretana utiliza la bicicleta como un medio de transporte cotidiano, estima Agustín Osornio Soto, representante de la organización Saca la Bici, quien asegura que estos programas para desincentivar el uso del automóvil particular, deben ser promovidos.

De acuerdo con Osornio Soto, se estima que un automóvil transita en la zona metropolitana con 1.2 pasajeros, lo que señala, representa una desaprovechamiento del espacio en los vehículos.

En este sentido, el activista menciona que se debe cambiar la conciencia de la ciudadanía para utilizar los diferentes medios de transporte y evitar la dependencia de los vehículos particulares.

“Nuestra cultura debe ser en el mejor de los casos multimodal. Deberíamos de tener una conciencia clara que para los distintos lugares a los que nos desplazamos requieren un distinto medio de transporte y si pudiéramos combinar estos y no depender (de uno) eso nos ayudaría mucho a la movilidad que estamos padeciendo”, considera.

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