La pirámide de El Pueblito atrajo a miles de visitantes ayer, que fueron a cargarse de energía con el inicio de la primavera. Danzantes. rituales prehispánicos y venta de diversos productos, desde artesanías hasta sombrillas, se observaron en las inmediaciones de la zona arqueológica.

Familias completas, algunas incluso con sus mascotas, que tuvieron que esperar afuera, pues no se permite el acceso con animales al sitio, aunque muchos insistieron en que los animales también merecen cargarse de energía.

Cuadras antes de llegar a la pirámide ya avisan algunos letreros de los estacionamientos abiertos.

Algunos visitantes optan por tomar el lugar, aunque se arrepienten, pues luego se dan cuenta que a un lado del sitio hay otro estacionamiento aún con lugares y sin un costo elevado.

Cuando llega, el visitante es recibido por un grupo de jóvenes que cobran el estacionamiento al pie de la pirámide, mientras un grupo de unos ocho policías, entre municipales y estatales, vigilan.

En el estacionamiento también se ubican los cuerpos de emergencia. Un camión de bomberos y unidades de Protección Civil se encuentran listas para cualquier contingencia, que no se presenta.

Aprovechan para integrarlos a programa. Los paseantes ingresan de manera gratuita a la zona arqueológica de El Cerrito, donde los recibe un grupo de ocho encuestadores del Sistema de Alerta Vecinal (SAV), lanzado en fechas recientes, con el propósito de mejorar la seguridad en el municipio. Se les pregunta si radican en Corregidora.

A quienes responden de manera afirmativa le explican el programa y el proceso para ser parte del mismo.

Se escucha el sonido de música prehispánica. Los sonidos del teponaztli y la tlapitzalli se escuchan a la distancia. Muchas personas buscan el lugar de dónde vienen las notas musicales, para luego darse cuenta que provienen de una bocina que reproduce una lista de canciones.

Donde está la bocina, un grupo de empleados del municipio invitan a los menores a iluminar su escudo, que tiene imágenes relacionadas a las culturas primigenias de América.

La “tradición y costumbre” marca que cada equinoccio se reciban las primeras energías de la primavera en las zonas arqueológicas, sitios identificados como centros religiosos, donde sus primeros moradores hacían sus vidas cercanas a sus deidades.

Reciben nuevo ciclo.  Siglos después, los queretanos modernos y los visitantes acuden a la pirámide, para al mediodía alzar los brazos y cargarse de energía, aunque la primavera inició el lunes a las 4:29 horas del ayer.

En Querétaro los lugares favoritos para propios y visitantes para recibir el nuevo ciclo, es Bernal y la pirámide de El Pueblito.

En Corregidora se planearon distintas actividades desde el 18 de marzo, para ofrecer una experiencia a los paseantes durante todo el fin de semana largo, además de fomentar el comercio de artesanías y productos tradicionales de Corregidora. Puestos de dulces típicos, artesanías en madera, hasta sombrillas, papas fritas, y cinturones, pueden comprar los visitantes.

Frente a la pirámide se reúnen dos grupos de personas alrededor de dos diferentes actividades. En una, los danzantes bailan en círculos al ritmo de los huéhuetl, que imitan el latido del corazón en cada percusión.

Los danzantes levantan el polvo con cada paso y giro, mientras los visitantes miran de reojo y por otro levantan los brazos para recibir la energía renovadora del sol. Para muchos, lo único visible son los penachos girando y moviéndose de un lado a otro, pues son muchos los espectadores que se dan cita en el lugar.

Otro grupo observa a un colectivo que en círculo y con huéhuetl y timbales toca y eleva oraciones a Tonatiuh, el sol para los mexicas. Piden a los presentes alzar los brazos al cielo y recibir los rayos dadores de vida del sol.

Muchas familias aprovechan la ocasión de la recarga para tomarse selfies tomando como fondo la pirámide de El Pueblito, o actualizar sus estados en redes sociales, para que sus contactos sepan donde recibieron la primavera.

El alcalde de Corregidora, Mauricio Kuri González, arriba al lugar, donde es abordado, primero por los representantes de los medios de comunicación. Los visitantes al ver el movimiento voltean a ver al edil, o preguntan si es el alcalde de Corregidora.

Funcionarios también participan.   Luego, Kuri, acompañado de un puñado de funcionarios, sube a la explanada de la pirámide. Para subir tienen que tomar el camino que serpentea entre organales y huizaches, además de otras plantas nativas de la zona.

De camisa color blanco, como casi todos los presentes, sube hasta llegar al pie de la pirámide, donde está por unos minutos y luego se retira. La música continúa mientras el mediodía se acerca. Para muchos de los asistentes, quienes lucen también bordados especiales en sus prendas de manta, el momento cumbre se acerca.

Las dos ceremonias tienen la atención de la mayoría de los presentes, quienes cierran los ojos y elevan las palmas de las manos al cielo, mientras el olor del copal inunda al lugar, que de acuerdo con los expertos estuvo poblado desde el año 700 de nuestra era.

Algunos otros esperan bajo la sombra de los árboles del sitio, pues el sol “pega” con fuerza en el primer día de la primavera. La gente, familias completas, no para de llegar, ante la mirada vigilante de las fuerzas del orden, que con sus uniforme azul marino deben de aguantar el calor.

A un lado de donde están los danzantes se ubica el módulo de hidratación para quienes así lo necesiten. El personal que lo atiende hace al momento sobre de vida suero oral, que ofrecen en pequeños vasos a niños y adultos mayores, aunque también al público en general que requiera algo de líquido por el inclemente calor que del primer día de la primavera boreal.

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