Continuará impartiendo pláticas y haciendo labor en pro de la defensa de los derechos humanos en su comunidad, aseguró la nominada al Premio Nobel de la Paz en 2005, Macedonia Blas Flores.

Blas Flores fue nominada al reconocimiento mundial por defender y difundir los derechos humanos de las mujeres indígenas, inicialmente, en su lugar de origen, la comunidad de El Bothé perteneciente al municipio de Amealco de Bonfil.

Es presidenta y creadora de la organización civil Fotzi Ñahño, la cual tiene como objetivo impartir pláticas a mujeres con la intención de erradicar la violencia física de las que son víctimas dentro y fuera de su comunidad.

La activista de raíces otomíes, dijo a EL UNIVERSAL Querétaro, que la principal motivación para cambiar su realidad fue conocer sus derechos y desprenderse de la violencia que ejercía su esposo hacía ella.

Asegura que su ex esposo la dejó por iniciar la lucha para generar un cambio de cultura en su comunidad; sin embargo, esto no es impedimento para que ella siga trabajando para erradicar la violencia y discriminación que sufren las mujeres indígenas.

Un cambio que Blas Flores refiere ha notado, es que, antes las mujeres tenían que pedir permiso a sus esposos para poder salir a reuniones, incluso para acudir a juntas en las escuelas de sus hijos, ahora ya sólo tienen que avisar.

“Han aprendido a avisar, voy a ir a tal parte, voy a ir a la misa (…) Hay mujeres que piden permiso y si no les dan no van, pero hay muy pocas, son más las que ya no lo hacen”, enfatizó.

Con las generaciones más pequeñas, subrayó, la situación también es complicada porque, ha observado que, muchas niñas todavía caminan con miedo.

Exhortó a todas las mujeres para que, si están enfrentando un problema de violencia, denuncien, para así evitar que sigan sucediendo este tipo de actos, tanto en las menores, como en las mujeres más grandes.

Blas Flores es emprendedora, hace artesanías, servilletas, muñecas, entre otras cosas, y las vende en Querétaro en un puesto al interior del Museo Indígena, al tiempo de destacar que no percibe ningún tipo de apoyo de autoridades municipales, estatales o federales.

“Trabajo haciendo mis artesanías, nos tardamos de dos a tres horas, damos las muñecas pequeñas en 50 pesos y las grandes en 100 (…) La gente regatea, pero no sale la compra del material, me vengo en camión y cobra 60 pesos”, refirió.

Encuentros en foros de mujeres, recalcó, ha tenido muchos, y disfruta poder ser la voz de las mujeres de su comunidad para hacerles ver que todo ser humano tiene el mismo valor y por eso debe existir la igualdad en todos los ámbitos.

“He salido adelante y he compartido con los jóvenes, estudiantes, mujeres (…) He perdido el miedo a seguir luchando y trabajando igual”, concluyó.

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