Como todos los años, desde hace 12, la comunidad periodística se reúne para llevar a cabo la dinámica “Llévese la suya”, este año brindando un reconocimiento a los reporteros y fotógrafos que cubren la nota roja.

El evento permite ver a compañeros que no se veían desde hace semanas o meses. Se multiplican los reencuentros, ver al amigo que ya no trabaja, al ex jefe, al compañero de coberturas.

“Este año, el comité, que somos todos, decidimos que teníamos que homenajear a los compañeros de roja que es de los géneros que tienen mayor riesgo. Entonces, agradecerles la oportunidad con la que realizan su trabajo, y este homenaje, este día, este Llévese la suya es para ellos”, señala Demian Chávez, fotógrafo de esta casa editorial, y quien es uno de los creadores de esta dinámica.

A nombre de los reporteros de nota roja, Tania Tavera agradece el homenaje y reconocimiento que se hace a los reporteros que cubren día con día los sucesos policiales.

“Todas las fuentes son importantes. La nota roja merece mucha responsabilidad, mucho compromiso y, sobre todo, saber que vas a depender de una nota. Nosotros no tenemos horario, como podemos estar dormidos, como podemos estar en una convivencia, tenemos que salir a cubrir la nota. En cuanto a responsabilidad, debemos ser comprometidos y tratar de hablar siempre con la verdad. Nuestra sección es complicada, muy delicada, muy arriesgada”, apunta Ramón Rodríguez, otro de los reporteros de nota roja.

Los reporteros de policiaco cortan el listón inaugural de la exposición donde se muestra el trabajo diario de los periodistas y fotoperiodistas que se ven retratados.

También están presentes esos “viejos” fotógrafos, como Alberto Herrera Pérez, mejor conocido como don Beto, fotógrafo durante 48 años de su vida, la mayoría en la fotografía periodística, 36 años para un diario local.

Vestido con playera tipo polo color blanco, así como su tradicional barba y bigote, don Beto, con voz pausada recuerda que sus inicios fueron porque uno de sus hermanos trabajaba con el señor Sergio Pfeiffer, uno de los fotógrafos más antiguos de la ciudad y “yo era medio vago. Luego me iba a meter a su estudio. Siempre me gustó el periodismo, porque iba a leer los periódicos. Me quedaba ahí toda la mañana de vago. Cerraban el negocio para ir a comer, o no lo cerraban, y me decían ‘ahí te encargamos’ y me empecé a quedar a cuidar el negocio de dos a cuatro”, dice.

Comenta que luego, cuando había algún cumpleaños, cuando iniciaba la colonia Lomas de Casa Blanca “me decían que fuera tomar fotos y ya iba bien feliz a tomar fotos y estaba ansioso para revelar y ver cómo habían quedado”.

Luego comenzó a revelar sus propias fotografías aprendiendo aún del oficio al que se dedicaría. Cuando cerró el negocio donde laboraba, Luis Roberto Amieva lo invitó a formar parte del pull de fotógrafos del Diario de Querétaro, fue donde exploró la fotografía periodística.

Explica que la fotografía informativa, desde su punto de vista, es más instantánea, había que estar en el momento exacto, más en el caso de los eventos deportivos, porque había que tomar los goles, los remates, algo que no se hacía en la fotografía comercial.

Don Beto recuerda una anécdota en especial, durante el tiempo que cubrió la fuente policiaca. Una ocasión, un sujeto, un 5 de enero, andaba medio drogado, es conminado por unos policías a detenerse, por pasarse la luz roja de un semáforo. Sin embargo, el sujeto recibió a balazos a los policías y los mató, huyendo del sitio.

Todas las corporaciones policiales se dieron a la tarea de buscar al homicida. Por los radios iban dando las posibles ubicaciones del sujeto. Su reportero le dijo que subiera a una patrulla con unos oficiales y fueran a buscar al homicida, lo que hizo.

“Uno de los policías me dio una carabina toda destartalada, y me dice: ‘órale mi fotógrafo. Tenga para que se defienda’. Sin pensarlo la tomé sin saber usarla. Era de noche también. Pensé: ‘si lo veo, el flash nos va a delatar. Me quedé dudando, pero por fortuna para los tres (los dos policías y yo) no encontramos nada, y cuando mi director supo que había agarrado el arma de los policías me regañó, porque me dijo que era fotógrafo, no policía y que además no quería héroes, quería fotógrafos. Eso se me quedó muy grabado”.

Actualmente don Beto, ya jubilado, se dedica a disfrutar de su familia, de sus nietos y con su esposa, dedicándoles el tiempo que no pudo por ocuparse en la fotografía, su pasión. Sigue tomando fotos, pero ahora de los atardeceres queretanos, de la gente trabajando, fotos que ahora nutren sus redes sociales, ya no de la nota roja donde Herrera mostró por años audacia, valor y mucha vocación de servicio, pues no es sencillo ir donde todos huyen o no tener descanso, pues no se sabe en qué momento o en dónde saldrán las notas.

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