La infancia de Adriana Medellín Gómez estuvo marcada por la influencia de mujeres científicas. Su abuela, junto con sus hermanas, eran químicas, profesionistas que se desarrollaban en los laboratorios de Pemex. Su madre, una doctora en Historia, la primera mujer de su familia en estudiar un posgrado en el extranjero.

“La verdad, es que yo crecí en los pasillos de una universidad. Y cuando llegó el momento de decidir qué quería hacer, yo lo único que sabía hacer era ser universitaria”, dice en entrevista para EL UNIVERSAL Querétaro, en su oficina ubicada en el Centro Universitario de la UAQ, desde donde jala los hilos de la Dirección de Cooperación y Movilidad Académica de esta casa de estudios.

La doctora Medellín Gómez es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) desde 2015 por su investigación en lingüística aplicada.

“Para los tiempos que eran entonces, se esperaba que mi mamá se casara y tuviera hijos; y mi mamá se volvió una doctora en Historia, que hace un posgrado en España, una mujer que viaja y estudia y eso también me marcó a mí”.

La investigadora, adscrita a la Facultad de Ingeniería de la universidad queretana, señala que el sector educativo debe esforzarse por saldar una deuda histórica para con las jóvenes y las niñas, pues afirma que es necesario ampliar los apoyos para que adquieran un mayor nivel académico.

“La educación es justamente uno de los factores que más ayuda en la equidad de género; una mujer educada, una mujer que no únicamente tiene un título universitario sino contar con la capacidad y el fogueo académico, hace que una mujer pueda acceder a un mejor trabajo; hace que sea una mujer que puede acceder a un nivel más alto de vida, que busque una pareja que no ejerza sobre ella ningún tipo de violencia porque no tiene necesidad de aguantar nada y que por el contrario, sirva para lograr un equilibrio”.

Hace falta una heroína científica. El Sistema Nacional de Investigadores (SNI) fue creado en 1984 para reconocer la labor de los académicos dedicados a producir conocimiento científico y tecnología en México. El reconocimiento se otorga a través de la evaluación por pares y se otorga el nombramiento como investigador nacional. En el Sistema Nacional de Investigadores están representadas todas las disciplinas científicas que se practican en el país y cubre a una gran mayoría de las instituciones de educación superior e institutos y centros de investigación que operan en México.

De acuerdo con la Dirección adjunta de la Dirección de Investigación y Posgrado de la Universidad Autónoma de Querétaro, esta institución cuenta con 301 docentes inscritos en el SNI; de ellos, 177 son hombres y 124 son mujeres. La facultad de Ciencias Naturales por ejemplo, tiene en sus filas 47 SNI’s, de los cuales 21 son mujeres y 26 hombres. Química tiene en total 46 investigadores registrados: 23 mujeres y 23 varones. Pero entre el dato que más sobresale es la facultad de Ingeniería —una de las unidades académicas considerada históricamente de preponderancia masculina— pues a ella están adscritos 83 investigadores, de los cuales 67 son hombres y 16 mujeres.

En cinco años, se duplicó el número de investigadoras reconocidas a nivel nacional, en esta casa de estudios. De acuerdo a sus estadísticas, en 2011 había únicamente 61 docentes mujeres de la UAQ en el Sistema Nacional de Investigadores; para 2012, ese número se incrementó a 73; en 2014, 100; en 2015, 111 y en 2016, 113.

Adriana Medellín atribuye este auge del sexo femenino en el ámbito académico sobre todo a la situación económica mundial; pues señala que cada vez es más complicado que las mujeres se dediquen exclusivamente al hogar, pues es necesario que contribuyan financieramente al sostén de las familias.

“Las mujeres ya no podemos quedarnos atrás y tenemos que ingresar al campo laboral. La academia nos permite desempeñarnos de una manera extraordinaria, porque es un ámbito muy seguro, muy respetuoso, muy digno y es un ámbito en el que podemos dar aportaciones sin considerarnos menos”, afirma.

“En México es mucho más fácil ingresar a la política si eres hombre. Esto está demostrado en tanto que se han tenido que crear leyes para garantizar la presencia femenina en el sector y que haya equidad. Eso no pasa en la academia”.

La doctora en Lingüística manifiesta que en la academia y la investigación se requiere de la aportación de las mujeres, así como de su percepción diferente de las cosas. Hay una tensión no agresiva entre investigador e investigadora, que se beneficia del hecho de tener un diferente punto de vista, señala Medellín.

Sin embargo, dice la académica, todavía falta que haya modelos femeninos en la investigación por lo menos en México, patrones a seguir por parte de las jóvenes y las niñas: “Aquí nos falta el héroe científico mujer”, dice, en referencia a los pocos premios nacional de la Ciencia y al único Nobel (el de Química, para Mario José Molina Pasquel, en 1982) que ha recibido el país.

“Creo que necesitamos que más mujeres sean el héroe científico, el modelo a seguir como mujer. Hay que decirnos a nosotras mismas ¡sí! Tenemos muchas oportunidades, tenemos muchas decisiones que tomar. Sí, a veces nos toca hacer sacrificios de metas a nivel personal para poder lograr metas a nivel profesional y académico, pero sí vale la pena y sí podemos”.

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