A principios de la década de los 80, Martina Neumann decidió hacer un cambio radical en su vida. Salir de Alemania, su país natal, fue una idea que asaltó su mente. ¿Por qué no?, se preguntó, si además ya había vivido un año en Israel por cuestiones de estudios. Esta vez era sólo por aventura, sin una razón más que la de ampliar su visión del mundo. En un anuncio de periódico encontró la oportunidad necesaria.

Era 1982 y una familia de alemanes que vivían en la Ciudad de México solicitaba una mujer para que cuidara de sus hijos. Martina no lo pensó dos veces, contacto a los interesados para concretar el intercambio, hizo maletas y viajó a lo que con el paso del tiempo se convirtió en su nuevo hogar: México.

Tras su llegada al país, se instaló en la capital. Traía 360 dólares en la bolsa, no compró boleto de regreso y aunque no tuvo una buena experiencia con la primera familia que vivió, pudo adaptarse a su nuevo entorno que le ofrecía amplias oportunidades de desarrollo y un clima del que se enamoró, una calidez que fue uno de los motivos principales por los que ya no regresó a tierra germanas.

Martina no se acomodó por completo al ritmo de la Ciudad de México, aunque fue ahí donde conoció una amiga al trabajar en el Instituto Goethe dando clases de alemán, con quien comenzó a desarrollar el proyecto de un negocio, una cafetería al estilo europeo que querían instalar en provincia.

En la entidad fue donde —paralelo a su deseo emprendedor—, también conoció a la persona que se convirtió en su esposo tiempo después: Félix González, quien de igual forma se sumó para cristalizar el negocio, una vez que su amiga abandonó el proyecto.

Fue entonces que pensaron en ciudades del país como Puebla o Cuernavaca, pero finalmente la decisión fue Querétaro, donde el sabor de Alemania en el Café Amadeus llegó para quedarse.

Apertura

El 5 de diciembre de 1986 fue el día de la apertura. Año del Mundial de Futbol con sede en México, aunque la apertura del Café Amadeus no tuvo una relación directa con este evento. Fue una casualidad que Querétaro fuera sede del equipo alemán que jugó aquel certamen.

El número 102 de la calle Puente de Alvarado, en la esquina con Calzada de Los Arcos, junto al emblemático Acueducto queretano, se convirtió en la sede inamovible del local hasta la fecha, que aunque ha sufrido algunas modificaciones no se ha cambiado e incluso por la calidad de su servicio, Martina y Félix se ha visto en la necesidad de abrir algunas sucursales.

“Cumplimos 30 años de que abrimos por primera vez al público, y respetamos siempre la fecha, es un acto simbólico para nosotros cuando hacemos este festejo pues procuramos que sea donde caiga el día 5, ese día se festeja, tocó lunes y lo respetamos”, afirmó Félix.

Martina recuerda que Querétaro era una ciudad mucho más pequeña, con otro ritmo, con otras costumbres.

“Necesitábamos cerrar de 2 a 4 de la tarde porque prácticamente todo cerraba y la ciudad se paralizaba”, contó en plática con EL UNIVERSAL Querétaro. Aceptó además que “muchos decían que no duraríamos aquí, en ese entonces la ciudad era más chica y esto a la gente se le hacía lejos del centro”.

Félix, por su parte, contó que tanto su esposa Martina (antes de serlo) y su amiga con la que concibió la idea de abrir una cafetería de corte europeo se conocieron en la Ciudad de México, cuando ambas daban clases de germano en el Instituto Goethe.

“La idea nace porque mi esposa ya tenía mucha cultura gastronómica y repostería, de hecho cuando trabajaba en el Instituto Goethe llevaba pastel de yogurth y pan integral para vender en la cafetería, un pastel de yogurth que es una receta que se sigue elaborando hasta la fecha en el café.

“Un proyecto que no fue pensado para la Ciudad de México, la idea nunca fue quedarse allá sino irse a provincia. Se visitaron las tres ciudades que se habían puesto como opción, Cuernavaca, Puebla y Querétaro, este último un lugar donde vivía una de sus alumnas a la que le dio clases y en ese tiempo era una ciudad diferente, por lo que decidieron abrir aquí”, relató.

Enamorada de México

Originaria de Wherdul, Alemania, localidad muy cercana a Colonia, Martina se enamoró de México. “Un lugar muy tropical, completamente diferente que antes no conocía”.

En retrospectiva de más de 30 años, Martina reconoció en la gente y en la oportunidad de ser creativo en lo que se hace donde encuentra su mayor gusto por el país.

“Allá es muy sistemático, hay muchas reglas aunque México va para allá. Lo que pasa es que tantas reglas te quitan creatividad”.

Su gusto por la gastronomía ya estaba desarrollado. Con su madre aprendió recetas tanto de platillos como de repostería alemana, aunque con el paso del tiempo fusionó algunas cosas de la cocina mexicana con la germana, con buenos resultados.

“Cuando llegué el país era mucho más joven, todo un encanto, ya era mucha gente en la ciudad pero aquí en Querétaro era pequeño. Cuando abrimos aquí junto a Los Arcos muchos queretanos nos decían que estaba muy lejos del centro, que no íbamos a durar mucho, esto era la orilla de la ciudad.

“Al inicio no hablaba nada de español, aunque de entrada es fácil, se aprende bien hasta que llegas a la gramática, pero en general pude adaptarme, aunque el doble sentido me costó mucho trabajo de entender pero ahora ya lo sé, ya lo manejo bien (risas). Otra cosa importante fue el clima que me encantó para quedarme”, compartió Martina.

Una nueva familia

Meses después de abrir el Café Amadeus conoció a Félix, quien visitó el estado por un viaje de trabajo en 1987 y aparte, la socia con quien se había aventurado al proyecto, decidió retirarse de la sociedad y el restaurante quedó a cargo totalmente de Martina y Félix.

“Al paso de los siguientes meses nos hicimos amigos, novios y esposos, en ese orden cronológico en un periodo muy corto de medio año, ambos sentimos que había llegado el tiempo de matrimonio, somos de la misma edad y nos casamos a los 27 años de edad y se fueron complementando las cosas, que fue cuando me integré al proyecto”, reveló Félix González.

Fusión de culturas

Aunque al principio la idea del Café Amadeus era ofrecer platillos totalmente de origen alemán, con el paso del tiempo se convirtió en un lugar que ofrece comida internacional.

Algunos platillos alemanes no tenían la demanda necesaria y hubo que adecuar la carta para abrir el abanico de clientes.

Ahora, aunque en su menú se incluyen platillos típicos de Alemania como las salchichas de ternera, la col agría, el gulasch (sopa de carne), por mencionar solo algunos, también se pueden encontrar platillos tradicionales de la cocina mexicana.

“Teníamos más platillos alemanes a la venta, pero no tenían aceptación y además, al principio del café, las personas no salían a comer tanto a restaurantes, se iban a sus casas pero ahorita ya no se puede. Con lo que siempre tuvimos éxito fue con la repostería alemana, esa siempre ha tenido una gran aceptación”, contó Martina que aparte de aprender algunas recetas en la escuela y con su mamá, aceptó entre risas que “echando a perder se aprende”.

Pero sin duda han aprendido bien, pues el no claudicar y superar todos los obstáculos de una ciudad en desarrollo, hizo que el Café Amadeus se convirtiera en un sitio que todo queretano y que todo visitante al estado debe conocer por su emblemático sabor.

Tanto, que Martina y Félix tuvieron que ampliar su producto, con la creación de otras dos sucursales de cafetería ya que se abrió primero en Plaza Juriquilla (Boulevard Universitario, número 3-100) y después en Jardines de la Hacienda (Prolongación Zaragoza, número 306), además de que dentro de Urban Center, en Jurica, está otra sucursal aunque solamente es pastelería.

El festejo

Café Amadeus está de fiesta y lo hará con un festejo exclusivo. Martina y Félix adelantaron que por el 30 aniversario, este lunes, en las instalaciones del Museo Regional de Querétaro se presentará un espectáculo músico teatral con la combinación de la reconocida maestra pianista Martha García Renart y la compañía del Teatrito La Carcajada.

Un evento para el que se han agotado los boletos que tenían un costo de 250 pesos, pero que también tiene su lado altruista, pues todo lo recaudado en taquilla será destinado a la Sierra Gorda de Querétaro.

“Ni nosotros sabemos de qué tratará el montaje, ellos, la maestra García Renart y el Teatrito la Carcajada, se hicieron cargo de esa parte artística y cultura y nosotros les dimos carta abierta porque sabemos de la calidad de su trabajo, así que no es un concierto de música como tal, sino una combinación de piano con una pieza teatral que ya tenemos ganas de ver de qué se trata. Aparte este año también nos dimos a la tarea de hacer una revista por los 30 años, que será presentada después de este espectáculo”, informó.

El festejo comenzará a las 19:30 horas y al término de la exclusiva función se realizará un coctel para celebrar con todos los asistentes 30 años de la llegada de un café con el que se acentúa la hermandad entre alemanes y mexicanos.

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