Octavio García El Payo abrió el baúl de los recuerdos antes de entrar al ruedo de la Plaza Santa María, a la primera de tres noches programadas en el coso queretano. Se confiesa un ser solitario, que desde niño supo que su vida la quería pasar frente al toro.

Han pasado ocho años desde que tomó la alternativa como matador de toros. Tiempo en el que conoció todas las aristas de la fiesta brava, triunfos y desencantos, un mundo en el que quiere estar involucrado en todo momento.

El Payo antes de una corrida de toros no duerme, entre la incertidumbre y la ilusión, siempre motivado por la pasión de sentir y hacer que quienes asisten a las plazas también se emocionen: “Hay que sentir, ser torero es eso, emocionar pa’ bien o pa’ mal, hacerlos enojar o hacerlos llorar, el chiste es que no pases gris”, relató en entrevista para EL UNIVERSAL Querétaro.

Con aires renovados y una excelente actitud para afrontar la temporada taurina de la Santa María, el torero queretano parte plaza esta noche con la mente puesta en demostrar su sobriedad y madurez al expresar su manera de entender el toreo.

Aún con secuelas de aquella fatídica cornada de 2009, El Payo recordó momentos trascendentes de su vida. Desde que jugaba de niño al toro en la plaza en la que hoy busca la ovación, pasando por sus toreros favoritos, la expectativa de su futuro y el análisis de su presente en el mundo taurino.

¿Ahora qué vas a estar en la Santa María, qué recuerdos te trae?

Gracias a Dios, las últimas 10 tardes que he toreado en la Santa María he salido a hombros, entonces siempre está ese puntito que te acuerdas de lo malo, normalmente siempre nos acordamos de lo malo y no de lo bueno, pero tengo ese punto de responsabilidad de saber que se ha hablado mucho este año de lo que hice en España, y de la temporada mexicana de 2015, y el venir a demostrarlo en mi tierra, a enseñárselo a mi gente, es una gran responsabilidad, sobre todo porque puede estar la otra cara de la moneda: que no pase nada y eso me causaría una tristeza profunda.

¿La Santa María te trae recuerdos en general de tu época de niño?

Uno muchas veces no se acuerda de ese tipo de cosas. Cada que paso por ahí tengo 300 mil recuerdos, desde que me comía una torta ahí en una casetita roja, recuerdo que ahí pasaba, entonces ese tipo de cosas te llenan y te ilusionas, cuando entras a una responsabilidad que vas en ese camino que siempre seguía de niño para ir a la plaza, porque además vivía muy cerquita, ahí en Jardines de la Hacienda, entonces caminaba todo ese recorrido que hago hoy en día en coche para ir a entrenar, ahora lo cruzo vestido de torero y vas viendo cómo se van estacionando los coches, como se van creando las filas para verte y no paso bien ese camino, entonces no tengo un recuerdo satisfactorio de esos momentos, porque son de mucha tensión, de mucha incertidumbre, que no es bonito.

¿En qué momento descubriste la vocación ser torero?

No lo sé, porque jugaba al toro desde niño. Recuerdo que para mí el toreo era parecido al futbol, yo iba o veía una corrida de toros en la tele y me sentía que quería ser esa persona, no sabía por qué, ni cómo, ni en qué momento, pero sentía ese llamado.

¿Cuándo lo expresaste?

Con nueve años dije que quería ser torero y era un juego, un niño es difícil tomarlo en cuenta, crees que tomas una decisión para toda la vida y, sin embargo, te vas acoplando a lo que te va presentando la profesión, en su momento empecé como un juego que me gustaba muchísimo, que me hacía pensar todo el día en él, pero no sabía por qué, y te vas dando cuenta que mucha gente te va diciendo que tienes cualidades para ser torero. Me veía fácil delante del toro, que tenía facilidad, pero no me sentía que tenía la fuerza que se necesita para torear, toreaba y sentía que aquello me iba dejando llevar, pero no con un sentido de la responsabilidad, quizás después ya toreando temporada grandes, incluso ya como matador de toros, creo que hasta que no vives ciertas cosas muy duras no te das cuenta que es esto, puesto que se te puede acabar la vida en cualquier momento y que tiene un sentido artístico importante, que tiene un drama, una responsabilidad y, sobre todo, que tiene la capacidad de emocionar a mucha gente, que eso es lo importante.

¿Te has imaginado tu vida después de ser torero?, ¿cómo te visualizas en ese momento?

Estaría diciendo mentiras si te digo que no. Como es tan real, no lo veo ni tan siquiera cercano, no quiero creer que sea tan cercano, no me da la cabeza, son momentos fugaces que piensas que sería de mí si no me hubiera dedicado a esto, pero es que no me veo ni siquiera compartiendo mi vida en estos momentos que no sea en el toro. Entonces me cuesta trabajo, pero me imagino que estaré vinculado al toreo siempre, aportando cosas que creo que tengo que darle a mi profesión.

¿Cómo te gustaría ser recordado?

Eso sí está cabrón, porque lo he pensado muchas veces y lo peor es que no lo sé, no sé si me gustaría que me recordaran como primera figura o como por algún posicionamiento dentro del toreo, me gustaría que cuando se hablara de mí, dijeran, ‘qué bien toreaba ese cabrón’, eso es lo que me gustaría.

Ahora que tienes un puesto importante en la fiesta, ¿cuál es el momento más apremiante de tu vida como matador de toros?

Ese mismo año que tomé la alternativa, gracias a Dios me fui a España y como que encontré el punto de lo que quería expresar, tuve mucha suerte ese año, pude triunfar en todas las plazas de México y salía a hombros de la México, Monterrey, Guadalajara, de casi todas, y ese año es cuando me parte el toro de Querétaro. Entonces con un año y medio de alternativa. Que tu carrera esté empezando a coger vuelo. Que encuentres el sentido que tú en verdad le quieres dar a tu toreo, y te pare un toro. Esa cornada me paró mucho tiempo, son muchas horas de pensar, de valorar si esto es lo que en verdad quieres, porque al final estuve tres meses sin poder moverme de un cama, con riesgo de que por la cornada no caminara. Entonces te planteas muchísimas cosas, si en verdad vale la pena, si es lo que quieres, si lo sientes como para dejar todo por eso y el proceso de regreso fue muy duro, porque quería pero no podía, entonces físicamente no estaba, incluso al día de hoy no me he recuperado al 100% de esa cornada, creo que estaré en mis movimientos muy bien, pero en mis funciones para poder vivir digamos que estoy regular porque me causó muchas secuelas, pero te vas dando cuenta que fue un accidente, que me van a coger muchos toros, seguramente dentro de mi carrera y que es parte de ser torero.

¿Qué toreros te gustan?

Es que si te digo toda la lista no acabamos. Manolete es un referente. Belmonte. Últimamente he visto muchas imágenes de Joselito El Gallo, también de Gaona he visto cosas, de toreros antiguos me gusta ver. Creo que el toreo moderno le hace cosas a los toros impensables que en no estaban al alcance técnico, incluso de embestida, porque el toro ha evolucionado mucho, entonces hay grandiosos toreros ahora.

Creo que se conoce de técnica como a lo mejor en ninguna otra época; sin embargo, falta más personalidad, quitando que hay grandiosos toreros y figuras históricas con toda la personalidad del mundo, pero quizá lo que escucho que más hacen falta es eso. A mí me gustan mucho los toreros que te dicen algo diferente viéndolos vestidos de luces, no sólo es un ‘voy a salir a córtale las orejas y siempre triunfar’, sino un ‘tengo una puesta en escena, soy un torero, tengo que enamorar con todos mis movimientos artísticos delante del toro a la gente’, entonces yo amo más a ese tipo de torero que al torero numérico.

En el tema de la prohibición de la entrada de los niños a la plaza de toros, ¿cuál es tu opinión?

Imagínate, si esa idea se les hubiera ocurrido a estas gentes tan inteligentes hace unos 17 o 18 años, pues no hubiera ni siquiera pisado una plaza de toros y no podría estar emocionando, como creo que sí he llegado a hacerlo para mucha gente, entonces es muy triste.

Ahora entiendo que esté de moda, porque además lo considero una moda, entiendo que tiene muchos fondos políticos, ni siquiera de verdad para cuidar al animal, porque si tu dijeras que en verdad están interesados por los animales, sería interesante un debate en el que se escuchen sus opiniones, que ellos conozcan primero nuestra profesión, porque se manejan con mil mentiras, con mil acusaciones sin pruebas, sin fundamentos, sin razón.

Además, creo que lo que separa a un taurino de una persona que no, es el respeto profundo y enorme que le tenemos al toro de lidia, porque creo que es un espectáculo, una cosa genial, una cosa única, ver como una bestia de 550 kilogramos con dos cuernos, con una agresividad única, es capaz de reducir todos sus movimientos y toda su fiereza a un instante para que lo lleven despacio y de eso crear arte, eso me parece genial, y me gustaría que la gente viera lo que es el toro, lo que es el cuidado, se dedican 80 mil hectáreas tan solo para la crianza del toro de lidia, entonces creo que defendemos más no sólo al toro sino a la ecología que el mismo Partido Verde, que sólo están para decir tonterías.

Al escuchar una plaza ovacionarte, ¿qué sientes?

Muchas veces, cuando empiezas tu carrera, quieres triunfar solo, porque buscas un posicionamiento dentro de un mundo que es muy complicado, pero este año me gustaría apasionarme, quiero ir a las plazas con ganas de emocionarme, yo primero y luego emocionar a la gente. Digo disfrutar porque es lo más parecido a sentir placer, pero para torear no sólo hay que disfrutar, también hay pasar miedo y después hay que vivirlo y sentirlo, me gustaría sentir todos los días que me vista de torero.

Y al escuchar los pitos…

Hay que sentir, ser torero es eso, emocionar pa’ bien o pa’ mal, hacerlos enojar o hacerlos llorar, el chiste es que no pases gris. He escuchado un grandioso torero, un genio que decía: “Prefiero las broncas toreras que los silencios cariñosos”, un silencio cariñoso para un torero es lo más mortal.

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